CHACHO intervendrá en la trama al modo del cura, sólo en función de los personajes principales. Si pusiera a uno y otro, a los Ezeizabarrena, a Peio Garmendia y a la madre que los parió a protagonizar sus propios episodios, el libro se alargaría fácilmente hasta las quinientas o seiscientas páginas.
Me prometí ofrecer en cada diálogo, en cada peripecia, en cada reflexión, la menor cantidad posible de masa verbal. Mantendré la promesa. La novela será corta o no será.