Apunte 20

DE anochecida, los dos amigos llaman al timbre en un domicilio de la calle 31 de Agosto (por ejemplo). Una mujer: No está, no ha vuelto, ¿quiénes sois?, esperad en la puerta de San Vicente. Toman vino en dos bares cercanos. Peio Garmendia insiste en pagar una ronda. Conato de discusión que no prospera. A las nueve y cuarto se acerca X al atrio de la iglesia, les hace una seña con disimulo y ellos lo siguen durante largo rato, como a cincuenta pasos de distancia, hasta un lugar recogido del monte Urgull.

X: Bronca. ¿Cómo se os ocurre ir a mi casa, cabrones? Sois unos aficionados, etcétera. ¡A que no os ayudo (aquí una blasfemia)! Tengo mujer y tres hijos, ¿eh? ¡Cómo se os ocurre!

ELLOS: Perdona, necesitamos a alguien que nos lleve al otro lado y una dirección allí.

X: ¿No sabéis nadar o qué? Pues pasar el Bidasoa a nado.

ELLOS: Si nos pescan, nos sacarán información a hostias. Seguro que decimos dónde vives.

X: Mañana aquí a la misma hora.

ELLOS: ¿Mañana?

X: Mañana si hay suerte. No prometo nada.

ELLOS: ¿Y dónde dormimos? No podemos volver a casa.

X: Dormir es fácil. Sólo hay que cerrar los ojos. No moveros del monte. No estar juntos, joder, que llamáis la atención más que un burro verde. Uno aquí y otro por allá arriba. Igual tenéis suerte y llueve y podéis beber. Y, si no, joderos.

Fin del pasaje: a las once de la noche bajan a la Parte Vieja. Comen un bocadillo y beben vino. Al principio hacen como que no van juntos. Luego les da igual. A la hora en que empiezan a cerrar los bares, Peio Garmendia propone ir a la Estación del Norte. Al cruzar la Avenida de España ven una fila de furgones de la policía. Nadie les echa el alto. Bastante borrachos, pernoctan en el interior de un polvoriento vagón de mercancías parado en una vía muerta.