Apunte 4

¿QUIÉN trae la ikurriña?

Julen Barriola, a la zaga del grupo, responde: yo.

Don Victoriano, voz dulce, mirada severa, corrige: nik.

Y el grupo, todo chavales, ninguna chica, entiende que a partir de la barrera tras la que arranca el sendero de subida ya no se habla ni una sílaba de castellano. Han entrado en tierra sagrada. El cura señala con ademán de explorador hacia la lejanía. Dice algo en tono solemne (ya me lo pensare) y nadie responde.

Echan a andar, el cura delante, en actitud de «yo soy la luz y el camino…», clavando el regatón de la makila en la tierra del sendero.

Olor a hierba húmeda y musgo. Los chavales son fornidos, respiran fuerte.