I

El centro del Imperio mongol era la estepa, país de los nómadas. Estaba formado por Mongolia y el territorio situado al oeste, antiguo reino de Kara-Chitan, que Gengis Kan había conquistado en persona. Al distribuir entre sus hijos los distintos uluss que lo formaban, dio a Tuli, el menor, Mongolia; y al segundo, Tschagatai, Asia central, o sea el Turkestán ruso y la actual China. Hasta la muerte de Monke, desde estos territorios se dispersaban hacia todas las partes del mundo los duros guerreros mongoles, los escuadrones de caballería jamás vencidos.

Cuando Kubilai trasladó su residencia desde Karakorum a Pekín y convirtió a Mongolia en provincia china, los mongoles fieles a la tradición, que habitaban las estepas de su antigua patria, se reunieron alrededor del héroe de la guerra de Polonia, Kaidu, nieto de Ugedei, quien luchó contra el gran kan desertor. Rechazado por Kubilai hacia las regiones limítrofes más extremas de Mongolia, las montañas de Altai, Kaidu se vio obligado a extender su dominación hacia el oeste y el sudoeste, hacia el uluss de Tschagatai.

Como verdadero guardián del carácter mongol, decretó en un kuriltai que debía ser conservada y practicada severamente aquella vida nómada y ruda de los antepasados, como en tiempos de Gengis Kan. Los mongoles deberían, pues, continuar viviendo en las estepas y montañas, en sus tiendas, y llevando a pacer sus rebaños, como antes, en los pastizales de estío y de invierno. En las ciudades, antiguos centros mahometanos del viejo reino de Choresm, entre el Amu-Daria y el Sir-Daria, se nombró un gobernador especial, un comerciante mahometano, que percibía los tributos que debían ser enviados al príncipe. Toda relación entre los nómadas y las ciudades debía desaparecer, para que los nómadas no pudieran renunciar a sus usos, costumbres y forma de vida.

Así se hizo hasta la muerte de Kaidu, a principios del siglo XIV, fecha en que Turkestán volvió a caer en poder de los descendientes de Tschagatai.