Tanta gente, de todo el mundo, ha contribuido a preparar esta edición revisada que seguramente alguno quedará sin mención, por lo cual sólo puedo pedir disculpas. A veces la ayuda consistía en la lectura de borradores, otras veces en enviarme material para que me pudiera mantener al día de lo que estaba sucediendo en muchos otros países. He aquí una lista que no sigue ningún orden concreto: Don Barnes y Melinda Moreland, de la National Anti-Vivisection Society (Estados Unidos); Alex Hershaft, de Farm Animal Reform Movement; MacDonald White y Ann St. Laurent, de United Action for Animals; Joyce D'Silva y Carol Long, de Compassion in World Farming; Clare Druce y Violet Spalding, de Chicken's Lib; Henry Spira, de Animal Rights International; Brad Miller, de la Humane Farming Association; Kim Stallwood y Carla Bennet, de People for the Ethical Treatment of Animals; Peter Hamilton, de Lifeforce; Maria Comninou, de la Ann Arbor Association for Responsible Animal Treatment; George Cave, de Trans-Species Unlimited; Paola Cavalieri, de Etica & Animali en Milán; Birgitta Carlsson, de la Swedish Society Against Painful Experiments on Animals; Detlef Folsch, del Institute of Animal Sciences, Swiss Federal Institut of Technology; Charles Magel, John Robbins, Richard Ryder, Clive Hollands y Jim Masón.
Debo especial agradecimiento a Lori Gruen, que trabajó como una especie de coordinadora de los Estados Unidos, recogiendo nuevo material y ayudándome a poner al día los capítulos sobre experimentación y granjas industriales. También hizo valiosas sugerencias a un borrador del libro completo. Por su parte, Lori desea dar las gracias, además de a los anteriormente mencionados, a las siguientes personas que le facilitaron información: Diane Halverson, del Animal Welfare Institute; Avi Magidoff, Jeff Diner y Martin Stephens, cuyo trabajo sobre aspectos de la experimentación con animales en los Estados Unidos resultó de un valor incalculable, y Ken Knowles y Dave Macauley.
Mis revisiones al capítulo sobre granjas industriales fueron mejoradas por el trabajo que, con tremenda dedicación y una erudición impecable, realizaron Suzanne Pope y Geoff Russell para un informe de la Australian and New Zealand Federation of Animal Societies. Mis comentarios sobre peces y pesca se vieron mejorados por otro brillante informe, el de Patty Mark para Animal Liberation (Victoria).
Por último, de nuevo debo mucho a The New York Review of Books: a Robert Silvers, por su apoyo a la idea de una nueva edición y por emplear su habilidad crítica en el proceso de realizarla; a Rea Hederman, que dirigió las muchas facetas de la publicación, y a Neil Gordon, que supervisó la impresión con un cuidado exquisito y atención al detalle.
P. S. Noviembre de 1989.