UN BREVE PREÁMBULO

Cuenta la leyenda que en algún lugar de los frondosos bosques de las islas más septentrionales del Japón, donde la naturaleza es realmente salvaje y el clima suele ser extremo, no demasiado lejos de la moderna ciudad de Sapporo, existe un paraje al que todos llaman el bosque de los abandonados, aunque muy pocos se atrevan a reconocer su existencia, ni siquiera a mencionarlo. Es un aciago mar de árboles muy similar a otro cercano a Tokio, el Aokigahara, conocido este como el bosque de los suicidas. En ellos, cada año, son abandonados decenas de ancianos. La mayoría mueren y desaparecen, de eso se ocupan las alimañas, el tiempo y las larvas. De tanto en tanto se retiran los restos más visibles, huesos, ropa y objetos personales, para no espantar a los turistas. Otros, muy pocos, quizá los más fuertes o tenaces, los que tienen un mayor instinto de supervivencia, consiguen resistir y escapar de la muerte. Cuentan que uno de esos supervivientes, de forma completamente casual, fue el primero en llegar a Yonsú, una remota aldea abandonada por sus moradores en las montañas de Hokkaido, en las antiguas tierras de la maltrecha etnia ainu. Allí encontró lo suficiente para ir tirando y sobrevivir. Detrás de él llegaron más. Poco a poco fueron sumándose otros desdichados que también encontraron refugio y consuelo en ese lugar, donde se ayudaban unos a otros. Nadie sabe con exactitud dónde está, siquiera si existe realmente. Yonsú es un lugar entre sagrado y maldito en el que, según las supersticiones, habitan algunos de esos ancianos desaparecidos, tal vez como una especie de muertos vivientes que aguardan el momento del desagravio. Las fantásticas y aterradoras historias que se cuentan sobre ese lugar incierto y sobrenatural flotan siempre a medias entre el mito y la realidad. Pero lo único cierto sobre la aldea de Yonsú es que nadie o casi nadie ha osado jamás acercarse a ella…

Les invito, pues, a leer esta humilde fábula japonesa que gira en torno a una de nuestras más ancestrales y eternas inquietudes: la calamidad que para todo ser vivo supone envejecer, aceptar el paso del tiempo, el deterioro y la muerte. También discurre alrededor del sueño improbable de poder existir mucho más allá de lo imaginable, tal vez eternamente. Espero que la disfruten…