Comisaría de Puigcerdà
En el hall de la comisaría aún continuaba la resaca por el accidente del día anterior. Montserrat había oído que la patrulla de Desclòs había sido la primera en responder al aviso y al verle entrar le llamó con la mano.
—Arnau, ¿qué se sabe?
Él se irguió y se ajustó la solapa del uniforme mientras se acercaba al mostrador.
—Parece ser que la veterinaria se equivocó de carril —soltó chistoso.
Montserrat se removió incómoda en su asiento e intentó llevar el timón de la conversación.
—He oído que está muy grave.
—Bueno, yo no me preocuparía. Mala hierba nunca muere, ¿no?
—Va, no seas así.
—¿Que no? Las mujeres no estáis programadas para conducir, os distraéis con un suspiro. Seguro que estaba en la luna cuando se empotró contra el francés.
—¿Quién era el otro?
—El de Latour-de-Carol, aquel que se quedó con las tierras de Pidal.
—¿Moutarde?
Arnau asintió.
—Pero si ese hombre tiene por lo menos cien años… Debía de conducir la mujer… —afirmó Montserrat como para sí misma.
—No, no, él era quien iba al volante. La veterinaria invadió el carril contrario y se los cargó a los dos.
—¿Estáis seguros de eso?
—Los de la científica aseguraban que sí. Yo estuve allí con ellos durante la inspección ocular hasta que se marcharon. Supongo que el informe tardará un par de semanas.
—Qué pena… Creo que la hija se quedó viuda hace poco. Es la directora de la escuela de música.
Arnau se encogió de hombros e inmediatamente frunció el ceño.
—Pues el hombre tenía muchas tierras… Ya veremos cómo se las va a ingeniar una maestra para llevar una finca tan grandiosa…
Montserrat chasqueó la lengua.
—A la pobre le llueve sobre mojado.
—Bueno, que venda la tierra y será rica.
—Me refería a la veterinaria…
Arnau dibujó una mueca con los labios, como si apenarse por la veterinaria fuese perder el tiempo.
—Santa Eugènia no es lugar para una mujer sola. Debió venderle las tierras a Bernat hace años. Las cosas siempre regresan a su lugar.
En aquel momento de la conversación, la puerta de la comisaría se abrió y entró el sargento Silva hablando por el móvil con cara de pocos amigos.