Elegida por el equipo editorial de Etiqueta Negra para ser el número 100 de su colección, Sangre en la luna es también la presentación de James Ellroy a los lectores españoles.
Ellroy, nacido en Los Ángeles en 1938, es un personaje peculiar. Su ingreso tardío en la literatura, su extraña biografía, el éxito formidable de sus primeros libros, la calidad de su prosa, hacen de Ellroy una de las figuras de la nueva narrativa criminal en Estados Unidos.
Conocí a Ellroy en las afueras de la librería Mysteryous, sentados en las escaleras de una de las casas de la calle 57. El sol nos calentaba un poco los huesos de refilón. Se me ocurrió preguntarle por qué en sus novelas el tema de la mujer asesinada por un sicópata es una recurrente, y la respuesta me dejó frío: «A mi madre la mataron así cuando yo era un niño». Ellroy conoce el bajo mundo de la ciudad de Los Ángeles porque lo vivió desde adentro. Conoce casi todas las comisarías de policía porque en todas ellas estuvo detenido. Drogadicto, vago, ladronzuelo, Ellroy salió del mundo del lumpen gracias a la literatura. Y parece que para siempre. El éxito de su trilogía iniciada por Sangre en la luna (19) y por sus novelas El requiem de Brown y Clandestino (nominada para el premio Sgamus y el Edgar respectivamente) abrió la puerta a la corriente de la literatura sobre la paranoia social norteamericana y puso el nombre del autor en primera fila.
PIT II