Nos mudamos tres meses más tarde. Compré una casita en View Park, una zona del oeste de Los Ángeles. Era un barrio en el que ya habían comenzado a instalarse familias negras de clase media, y yo quería alejarme de la gente que me conocía, y que conocía a Regina.
A Jesus le gustaba su escuela nueva, y con el trajín de la mudanza olvidé todos mis problemas. Aún soñaba con Regina. A veces me despertaba desesperado en mitad de la noche.
Pero una vez despierto tenía que darle el biberón a la pequeña Feather, y cambiarle los pañales. No era mi pequeña Edna, pero era una niña hermosa, y parecía feliz casi todo el tiempo. Yo había perdido a Regina y a Gabby Lee, pero Jackson Blue hacía de canguro al menos una vez a la semana, y a mí no me importaba cuidar de Feather.
Jesus nunca se cansaba de jugar con ella. Quería que empezara a caminar para llevarla a todos lados.
Y yo decidí dejar en paz a Dupree y a Regina. Mouse había averiguado dónde estaban. Se ofreció a matarlos, y a traerme después a Edna. Pero le dije que me diera la dirección y se olvidara del asunto.
Ya había muerto demasiada gente. Me habría hecho feliz que nadie tuviera que enfrentarse jamás a un destino semejante.
Fin.