EL CAPÍTULO INICIAL

Causas naturales vio la luz por primera vez en forma de narración corta publicada por la revista Spinetingler a finales de 2006. En aquella época, yo era un novato en el género policial, pues llevaba muchos años escribiendo cómics y novelas de fantasía y ciencia ficción. La suma total de mis conocimientos sobre el género se reducía a haber leído de pequeño los libros de Los hermanos Hardy y Los cinco; de adolescente, las obras de Agatha Christie, y, más tarde, unas cuantas novelas de Ian Rankin que le birlaba a mi padre cuando no tenía nada más que leer. Y, por supuesto, la serie protagonizada por Logan McRae, de Stuart MacBride, novelas de las cuales ya había leído primeros borradores.

Ya hacía mucho tiempo que conocía a Stuart MacBride y fue él quien me convenció para que dejara de escribir sobre dragones y probara suerte con algo más realista y contemporáneo. Con ese objeto, había escrito media docena de relatos cortos, protagonizados por un inspector que había creado anteriormente como personaje secundario en una tira cómica que presenté, sin demasiado éxito, a la revista 2000 AD a principios de los noventa.

Dado que no estaba muy puesto en las novelas policíacas, tampoco conocía la Asociación de Escritores de Novela Policíaca (Crime Writers Association, CWA) ni su concurso, Debut Dagger, para autores noveles, hasta que la editora y fundadora de Spinetingler, Sandra Ruttan, me habló de ambas cosas. Para entonces, me hallaba inmerso en el proceso de transformar mi relato Natural Causes en una novela, así que me pareció buena idea presentarme a la edición de 2007 del Debut Dagger.

Al concurso es necesario presentar las primeras 3.000 palabras de una obra, más una sinopsis. Yo había empezado mi novela con el relato escrito previamente, pero tuve la sensación de que necesitaba algo más impactante para despertar el interés del jurado del certamen. Puesto que la historia gira en torno a un asesinato ritual, me decidí a escribir una descripción de dicho asesinato, ocurrido unos sesenta y cinco años antes que los principales acontecimientos narrados en la novela. Y… ¿qué podía ser más impactante que escribirlo desde el punto de vista de la víctima?

Está claro que funcionó, puesto que el libro fue finalista aquel año. Sin embargo, siempre he albergado sentimientos contradictorios respecto a la escena en cuestión. Por un lado, es claramente un poderoso anzuelo que sitúa los orígenes de la historia. Por el otro, es una descripción muy gráfica, en tan solo 500 palabras, de una violación colectiva y un salvaje asesinato ritual.

Los lectores también han albergado sentimientos contradictorios sobre el capítulo inicial. Unos cuantos han renunciado directamente a leer el libro, mientras que otros han comentado que el tono del capítulo inicial es marcadamente distinto al del resto de la historia. A mí me sigue gustando como ejercicio literario, especialmente la última frase, aunque admito que quizá encajaría mejor en una novela de terror.

Así que he decidido recuperar el primer capítulo original, el que escribí cuando inicié el relato, a finales de 2005. No creo que el libro pierda nada por el hecho de omitir esas quinientas palabras iniciales, pero si el lector tiene a bien juzgarlo, o desea averiguar a qué viene todo esto, puede encontrarlo a continuación. Pero ojo… abstenerse aprensivos.