Se levantó varias horas más tarde, se sonó la nariz, se dio una ducha fría y volvió a sus botes de pintura.
Había empezado a pintar esa dichosa casa y pensaba terminar su tarea.
Encendió la radio y se pasó los días siguientes subida a una escalera.
Le mandaba un mensaje de texto a Franck cada dos horas para contarle por dónde iba:
09:13 Indochine, parte de arriba del aparador
11:37 Aïcha, Aïcha, écoute-moi, toca pintar ventanas
13:44 Souchon, cigarro jardín
16:12 Nougaro, techo
19:00 noticias, bocadillo jamón
10:15 Bcach Boys, c. de baño
11:55 Bénabar, c’est moi, c’est Nathalie, aquí sigo
15:03 Sardou, he limpiado pinceles
21:23 Daho, a la cama
Franck sólo le contestó una vez:
01:16 silencio
¿Quería decir: fin de programación, paz, tranquilidad, o más bien: cállate la boca?
En la duda, Camille apagó el móvil.