—¿Por qué no?
—¡Porque no valgo para nada!
—¡Pero si no se trata de que cocines! Sólo tienes que echar una mano en la preparación…
—¿Y qué es eso de la preparación?
—Es todo lo que se prepara de antemano para ganar tiempo en el momento del pistoletazo de salida…
—¿Y qué tendré que hacer?
—Pelar castañas, limpiar mízcalos, quitarles las pepitas a las uvas, lavar la lechuga… Vamos, un montón de cosas sin importancia…
—Ni siquiera sé si voy a saber hacer eso…
—Yo te lo enseñaré todo, y te explicaré bien…
—No tendrás tiempo…
—No. Por eso te pondré al corriente de todo antes. Mañana traeré material a casa y te formaré durante mi hora de descanso…
—…
—Anda, que te vendrá bien estar con gente… Tú vives sólo entre muertos, sólo hablas con tíos que ya no están aquí para contestarte… Estás siempre sola… Es normal que estés mal…
—¿Yo estoy mal?
—Sí.
—Mira, te lo pido como un favor… Le he prometido a mi jefe que le encontraría a alguien para echarnos una mano, y no hay manera… Estoy jodido…
—…
—Anda… Un último esfuerzo… Después me largo y ya no me volverás a ver el pelo en tu vida…
—Tenía previsto ir a una fiesta…
—¿A qué hora tienes que estar allí?
—No sé, hacia las diez…
—No hay problema. Allí estarás. Yo te pago el taxi…
—Bueno…
—Gracias. Date la vuelta otra vez. Ya está seca mi ropa.
—Tengo que irme de todas maneras… Ya llego tarde…
—Vale, hasta mañana…
—¿Duermes en casa esta noche?
—No.
—¿Qué, decepcionada?
—Joooooder, tío, mira que eres pesao…
—¡Lo digo por ti, eh! Porque, ¿quién sabe?, a lo mejor te has colado en lo de los gayumbos, ¿eh…?
—¡Si supieras cómo paso de tus gayumbos!
—Pues tú le lo pierdes…