Epílogo

Constance Walsh fue despedida del Post-Intelligencer de Seattle, y acusó al periódico de despido improcedente y discriminación sexual. El periódico firmó un acta de conciliación.

Philip Blackburn fue también nombrado consejero legal de Silicon Holographics, de Mountain View, California. Más adelante fue elegido presidente de la comisión de ética del Colegio de Abogados de San Francisco.

Edward Nichols se retiró de Conley-White Communications y se fue a vivir a Nassau Bahamas con su mujer. Allí trabajó eventualmente como consejero de varias empresas.

Elizabeth Betsy Ross fue contratada por Conrad Computers, de Sunnyvale, California. Poco después ingresó en Alcohólicos Anónimos.

John Conley fue nombrado vicepresidente de Planificación de Conley-White Communications. Murió en un accidente de automóvil en Patchogue, Nueva York, seis meses después.

Arthur Kahn entró a trabajar para Bull Data Systems, en Kuala Lumpur, Malasia.

Louise Fernández fue nombrada juez federal. En una conferencia pronunciada en el Colegio de Abogados de Seattle, presentó su opinión de que los juicios de acoso sexual cada vez se utilizaban más como arma para resolver conflictos empresariales. Sugirió que en el futuro quizá fuera conveniente revisar las leyes o limitar la implicación de los abogados en esas materias. Su discurso fue acogido con frialdad.

Meredith Johnson fue nombrada vicepresidenta de Operaciones y Planificación de la sucursal de IBM en París. Posteriormente se casó con el embajador de Estados Unidos en Francia, Edward Harmon, que acababa de divorciarse. Poco después se retiró de los negocios.

El episodio central de esta novela está basado en un hecho real. No pretendo negar que la gran mayoría de demandas de acoso sexual las presentan mujeres. Tampoco pretendo negar que el acoso sexual es un abuso de poder injustificable. Al contrario, la ventaja de una historia en que los papeles se invierten es que nos permite examinar aspectos que se ocultan detrás de las reacciones tradicionales y la retórica convencional. El lector es libre de interpretar esta historia como quiera, pero es importante reconocer que el comportamiento de los dos protagonistas se refleja mutuamente, como un test de Rorschach. El valor del test de Rorschach consiste en que nos habla de nosotros mismos.

También es importante señalar que esta novela es una ficción. Dado que las disputas de acoso sexual ocurridas en el lugar de trabajo implican muchos derechos legales, y dado que tales acusaciones crean un considerable riesgo no sólo para los individuos sino también para las empresas, ha sido necesario disfrazar cuidadosamente el incidente real que ha inspirado la historia. Todos los protagonistas aceptaron ser entrevistados con la condición de que su identidad permanecería en el anonimato. Les agradezco el interés que han mostrado por aclarar los complicados aspectos que envuelven las investigaciones del acoso sexual.

También estoy en deuda con varios abogados, empleados de recursos humanos, empleados en general y empresarios que me ofrecieron sus valiosas opiniones acerca de este tema. Todas las personas con que hablé me pidieron que respetara su anonimato, lo cual demuestra la extrema precaución con que se aborda el tema del acoso sexual.