IN MEMORIAM MURRAY N. ROTHBARD, 1926-1995

Oí hablar por primera vez de Murray N. Rothbard en el otoño de 1973, en el seminario de Economía Austriaca que, organizado por Luis Reig, se celebraba cada semana en su casa de Madrid. Las ideas de Rothbard levantaban a la sazón acaloradas polémicas que ocupaban buena parte de las sesiones del seminario. En concreto, discutíamos con detalle, comparándolas con la teoría económica «ortodoxa», tanto las aportaciones de Rothbard como las de su maestro Ludwig von Mises y las del resto de los teóricos de la Escuela Austriaca. También llamaba fuertemente la atención la teoría del monopolio, que, de la mano de Rothbard, había sido depurada de las imperfecciones e incoherencias que todavía conservaba en La acción humana[1] de Mises. Finalmente, en el campo de la filosofía política, Rothbard también se separaba de su maestro, defendiendo una posición iusnaturalista que contrastaba agudamente con el claro utilitarismo de Mises. Estas y otras razones me animaron a emprender el estudio detallado de dos obras clave que Murray Rothbard había escrito algunos años antes: su magistral tratado Man, Economy, and State[2] y el libro complementario del anterior,

Power and Market[3]. Que Rothbard lograra culminar las casi mil páginas de su Tratado sobre Principios de Economía a los treinta y seis años de edad es algo admirable. La claridad expositiva, profundidad y agudeza del análisis, espíritu crítico y originalidad son características que rezuman en cada página de Man, Economy, and State. No es de extrañar, por tanto, que este libro haya tenido una profunda influencia en toda una generación de economistas «austriacos» de todo el mundo.

Tendrían que transcurrir, no obstante, ocho años para que se produjera mi primer encuentro personal con Rothbard, al que conocí en su casa de Palo Alto (California) en 1980. Aunque ya había estudiado las principales obras y aportaciones teóricas de Rothbard, mi contacto personal con él fue una experiencia memorable. Su extraordinaria simpatía personal, entusiasmo inagotable y sorprendente erudición hacían que fuera un indescriptible placer intelectual comentar y discutir con él no sólo los temas más vivos, polémicos e interesantes de la ciencia económica, sino también otros múltiples aspectos directa o indirectamente relacionados con la misma y que entraban de lleno en el campo de la ciencia política, la filosofía, la ética e incluso la teología[4].

Si extraordinaria era la experiencia de discutir, normalmente hasta altas horas de la madrugada[5], con Murray N. Rothbard en un ambiente relajado en el que se permitía la expresión abierta de todas las posiciones que, sin embargo, siempre eran objeto de aguda crítica y profunda disección teórica por parte de Rothbard, más extraordinario era, si aún cabe, constatar y disfrutar de la vastísima cultura y difícilmente igualable erudición que Rothbard mostraba en todas sus tertulias. Así, era asombroso su conocimiento de la historia de España[6], del papel que los fueros y el movimiento foral habían representado en la formación de nuestro derecho y en nuestra historia política, así como su conocimiento sobre la rica tradición libertaria hispana, que siempre juzgó con curiosidad y cierta simpatía desde el punto de vista de la posición coherentemente anarcocapitalista, que siempre mantuvo a lo largo de toda su vida. Además, Rothbard tenía un profundo conocimiento de las aportaciones de los teóricos de la Escuela de Salamanca de nuestra España del Siglo de Oro, y que resumió en su artículo «New Light on the Prehistory of the Austrian School[7]». De acuerdo con Rothbard, los fundamentos de la moderna economía de la Escuela Austriaca deben retrotraerse al menos hasta los escolásticos españoles de los siglos XVI y XVII, que no sólo desarrollaron la teoría subjetiva del valor, sino que además la aplicaron al dinero y al estudio de las instituciones sociales. En esta perspectiva, además, se entiende que el desarrollo de la economía por parte de la escuela clásica anglosajona, centrada en la teoría objetiva del valor-trabajo y en el análisis del equilibrio, pueda interpretarse como una regresión en la historia del pensamiento económico que tiene su origen en un desviacionismo de origen protestante frente a la tradición tomista continental, más centrada en el ser humano y no obsesionada por los dogmas de la predestinación y de la redención por el trabajo[8].

La actividad científica de Rothbard, a parte de sus libros y de sus numerosos artículos, se concretó en la fundación del Ludwig von Mises Institute en 1985 y la aparición de The Review of Austrian Economics y al Quarterly of Austrian Economics, como revistas científicas dedicadas exclusivamente al análisis y discusión de los principales campos de investigación de la Escuela Austriaca.

Entre la vasta producción de Rothbard cabe destacar su obra seminal sobre ética, The Ethics of Liberty[9], cuya segunda edición ahora se publica en español. Desde su aparición en 1982, se ha convertido en uno de los libros clásicos sobre la teoría de la libertad escritos en este siglo.

La última vez que estuve personalmente con Murray N. Rothbard fue en la Reunión Regional de la Mont-Pèlerin Society que tuvo lugar en Rio de Janeiro en septiembre de 1993. En este congreso Rothbard presentó un trabajo sobre la privatización de las naciones que fue publicado con pequeñas variaciones en The Journal of Libertarian Studies[10]. Esta reunión de la Mont-Pèlerin fue notable por reunir a los teóricos más significados de la actual Escuela Austriaca de Economía encabezados por Murray N. Rothbard e Israel M. Kirzner. Fue muy curioso e interesante observar la relación personal entre estos dos gigantes de la Escuela Austriaca, de personalidad y forma de ser tan distinta. De gran simpatía y don de gentes Murray Rothbard, serio, circunspecto y siempre muy correcto Israel M. Kirzner. En todo caso, el trato personal siempre fue mucho más fluido y directo con Rothbard que con Kirzner, si bien Kirzner es más educado en sus comentarios críticos y, a diferencia de Rothbard, nunca hiere susceptibilidades personales.

Como anécdota final, he de indicar que Rothbard manifestó en Rio de Janeiro su gran ilusión por visitar la Universidad de Salamanca, origen según él de los fundamentos de la moderna Escuela Austriaca de Economía. Además, el interés de Rothbard por los escolásticos de nuestro país se vio incrementado al saber que, como resultado de mis investigaciones sobre teoría monetaria, había llegado a la conclusión de que la enfrentada posición entre la escuela bancaria y la escuela monetaria había surgido no en la Inglaterra del siglo XIX, sino casi tres siglos antes de la mano de los escolásticos españoles. Rothbard me animó a resumir por escrito las principales conclusiones de mi trabajo cara a su publicación en The Review of Austrian Economics[11]. Y juntos organizamos una gira de conferencias por España y Portugal que habría de culminar en la Universidad de Sala-manca y que tendría lugar en la segunda mitad de 1995. Desgraciadamente, en enero de este año recibí las pruebas de imprenta de mi trabajo, personalmente corregidas de puño y letra por el propio Rothbard, junto con una nota del editor indicándome que el gran maestro de los economistas austriacos había fallecido repentinamente en Nueva York de un infarto de miocardio el 7 de enero de 1995. Lamentablemente, Rothbard nunca podría ya visitar nuestro país ni su querida Universidad de Salamanca, pero permanecen con nosotros sus veinticinco libros y sus miles de artículos[12] que seguirán siendo fuente inagotable de enriquecimiento intelectual y sugerencias para las futuras investigaciones de todos sus discípulos.

JESÚS HUERTA DE SOTO
Catedrático de Economía Política Universidad Rey Juan Carlos