Notas

[1] Las notas fechadas en 1930 fueron añadidas en las pruebas. (N. del A.) <<

[2] El signo del héroe militar es la desobediencia, la falta de disciplina. (N. del A.) <<

[3] Carta a lord Alfred Douglas, edición completa. (N. del A.) <<

[4] Una de las primeras obras de Cocteau (1918). (N. del T.) <<

[5] Es comprensible que lo maravilloso procedente de un orden que se altera ligeramente se nos aparezca siempre sobre puntos sin gravedad. Esto permite confundirlo con pequeñas coincidencias. (N. del A.) <<

[6] Retruécano intraducible, en el que Cocteau juega con el sentido de la frase L’ami Zamore de Madame du Barry (el amigo Zamora de Madame du Barry), cuya pronunciación puede sonar como La mise à mort de Madame du Barry (la ejecución de Madame du Barry). (N. del T.) <<

[7] Residuo de la preparación del opio, que es el único que fuma la clase baja en Oriente. (N. del T.) <<

[8] Medida lineal que se tomó de la distancia que hay desde el codo a la punta del dedo del medio, y que tenía unos 50 centímetros. (N. del T.) <<

[9] Epígrafe paradójico de Cocteau, jugando con el orden y el sentido habitual de desseins = designios y dessins = dibujos, contrapuestos aquí y que suenan en francés casi lo mismo. (N. del T.) <<

[10] Novela de Cocteau. (Thomas l’imposteur. Histore. 1923. Edit. N. R. F.) (N. del T.) <<

[11] Cocteau se refiere a personajes de su célebre novela Los niños terribles (Les enfants terribles). (N. del T.) <<

[12] Consúltese el Libro del Humo, de Luis Laloy, la única bella obra moderna sobre el opio. (N. del A.) <<

[13] Juego de palabras de Cocteau sobre en soi (en sí) y en soie (de seda). (N. del T.) <<

[14] Les enfants terribles, nacidos en diecisiete días, con faltas de estilo, de ortografía, y que no me atrevo a tocar. (N. del A.) <<

[15] «Para cubrirme con pieles de muaré — sin verter la tinta negra de sus grandes ojos — tal un silfo en el techo, tal un esquí sobre la nieve — Jean saltó sobre la mesa junto a Nijinsky». <<

[16] «Era en el salón purpúreo de Larue — cuyo oro, de mal gusto, jamás se empañó. — La barba de un doctor, encanecida y tiesa, — repetía: mi presencia es quizás incongruente, — pero si no queda más que uno, ése seré yo — y mi corazón sucumbía a los golpes de INDIANA». <<

[17] «Cartero, lleva estas palabras y despréndete de ellas — al bulevar Haussmann, casa de Marcel Proust, 102». <<

[18] «102, bulevar Haussmann ¡hala! — corre, cartero, a casa de Marcel Proust». <<

[19] «Cerca del antro donde volaba un día Froment-Meurice — y del inefable Nadar…». <<

[20] Título de la mejor novela de Alain Fournier. (N. del T.) <<

[21] Título de una de las dos novelas del admirable Raymond Radiguet, tan sutil y puro poeta como profundo y humano prosista. (1903-1923). (N. del T.) <<

[22] Poeta y prosista, nacido en 1877. Autor de La Doublure (1896), La Vue (1903), Impressions d’Afrique (1910) y Locus Solus (1914). Escritor fascinante y extraño, lleno de calma y de sutileza. (N. del T.) <<

[23] (1930) HEBDOMEROS me da la razón. Chirico no ha leído a Roussel. Es un parecido de familia. <<

[24] Plain-Chant (Canto llano), obra de poesía de Cocteau (Edit. Stock, 1923). (N. del T.) <<

[25] Ópera (Obras poéticas, 1925-1927), de Cocteau (Editorial Stock, 1927). (N. del T.) <<

[26] Hablaremos de sus proyectos — de Europa o si no de Asía — y de todos los dioses, los súbditos — de nosotros los reyes de la poesía. <<

[27] Conozco esculturas de Giacometti, tan sólidas y tan ligeras, que se diría nieve que conservase las huellas de un pájaro. (N. del A.) <<

[28] L’ange heurtebise (poesía), obra de Cocteau. (Editorial Belle Edition, 1925). (N. del T.) <<

[29] Un hombre. (N. del A.) <<

[30] Véase Les enfants terribles. (N. del T.) <<

[31] El Camarada, está grabado en una de las caras de un disco Columbia. Se intercala también en la película La vida de un poeta, empezada en abril y terminada en setiembre de 1930, (N. del A.) <<

[32] «Aquel puñetazo marmóreo era bola de nieve — y le estrelló el corazón — y estrelló la blusa del vencedor — estrelló al vencedor negro, al que nada protege. — Permanecía estupefacto, — de pie en la garita de soledad, — desnudas las piernas bajo el muérdago, las nueces de oro, el acebo, — estrellado como el pizarrón del estudio. — Así parten a veces del colegio — esos puñetazos que hacen escupir sangre, — esos puñetazos duros de las bolas de nieve, — que la belleza asesta, rápida, sobre el corazón, al pasar». <<