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Compré otro cacharro; doscientos dólares en metálico. Camino del aeropuerto, di un rodeo hasta South Tremaine, 1684. Ocho de la mañana. Tranquilo, pacífico. Voces dentro. Un macho belicoso.

Di la vuelta a la casa, probé la puerta de atrás. Abierta. El cuarto de la lavadora, la puerta de la cocina… la abro.

J.C. y Tommy a la mesa, tomando cerveza.

¿Y bien?

¿Qué diab…?

J.C, primero. ZUP… el silenciador. Sesos saliendo por los oídos. Tommy, con la botella de cerveza levantada. ZUP… cristales en los ojos. Un grito:

—¡PAPÁ!

¡EL HOMBRE DEL OJO! ¡EL HOMBRE DEL OJO! Los freí a tiros. Los dejé sin cara, sin ojos.