Fácil:
Tomé un autobús hasta L.Á. y alquilé una habitación en un hotel.
Hice que me subieran una máquina de escribir. Un pasaporte en blanco transformado en válido.
Mi nuevo nombre: Edmund L. Smith.
Foto válida: instantáneas de fotomatón y pegamento.
Mi billete de salida: Pan Am, L.Á. a Río.
Mis heridas iban curando.
Mi nueva cara era adecuada: no recordaba en nada al guapo Dave Klein.
Las ampollas de morfina me calmaban el dolor y me dejaban exultante. Con una idea loca:
Te has librado.
Todavía no.