«TODO» = «MÁS» = «BULLOCK».
De vuelta al cámping de remolques. Un Packard de dos tonos en el aparcamiento. Detuve el coche detrás de él, resoplando humo.
Voces, unas pisadas en la grava.
Una humareda espesa; salí de ella tosiendo. Exley y dos hombres de Asuntos Internos, armados con fusiles.
«Todo», igual a «más», igual a…
Humos, polvo de grava. Guardaespaldas con armas largas, Exley sudando dentro de un traje a medida.
—Bullock mató a los Herrick y revolvió la casa de los Kafesjian. ¿Cómo ha sabido…?
—Llamé a Chino y conseguí mi lista, teniente. La mujer del despacho del alcaide me dijo que parecía usted loco por Bullock.
—Vamos a por él. Y eche de aquí a esos chicos. Sé que Bullock tiene algo sobre Dudley.
—Ustedes, esperen aquí. Fenner, dele su fusil al teniente.
Fenner me lo arrojó. Cargué una bala en la recámara.
—Muy bien, pues —dijo Exley.
Ya:
Echamos a correr: la tercera fila, el sexto remolque. Unos civiles nos miraron boquiabiertos. El Airstream: murmullo de radio, la puerta abierta…
Entré apuntando; Exley se coló detrás de mí. A tres palmos, Wylie Bullock en una silla de jardín.
El tipejo, blando.
Sonriente.
Levantando las manos poco a poco, como le gusta a la policía.
Extendiendo los diez dedos: sin tretas.
Le metí el cañón del fusil bajo el mentón.
Exley le esposó las manos a la espalda.
El murmullo de la radio: Starfire 88 en Yeakel Olds.
—Señor Bullock, queda detenido por los asesinatos de Phillip, Laura y Christine Herrick. Soy el jefe de Detectives del LAPD y me gustaría interrogarle aquí, primero.
El cubil del monstruo: fotos del Playboy, un colchón. Bullock: camiseta de los Dodgers, ojos pardos y tranquilos. Le animé a hablar:
—Sé lo tuyo con Richie Herrick. Sé que le dijiste que le vengarías con los Kafesjian, y apuesto a que conoces el nombre de Dudley Smith.
—Quiero una celda para mí solo y panqueques para desayunar. Si me dicen que sí a eso, hablaremos aquí.
—Haz como si nos contaras una historia.
—¿Por qué? A los policías les gusta hacer preguntas.
—Esto es distinto.
—¿Panqueques y salchichas?
—Claro. Todos los días.
Sillas en círculo; la puerta, cerrada. Sin preguntas y respuestas, sin libretas de notas. El maníaco habla:
Junio, 1937. Wylie Bullock, casi doce años: «Apenas era un chiquillo, ¿comprenden?»
Hijo único; padres buenos… pero pobres. «Nuestro piso no era mayor que este remolque y cenábamos todas las noches en una cantina porque daban segundas raciones gratis de fiambre.»
22 de junio:
Un ciego loco entra en la taberna. Disparos de escopeta recortada al azar: sus padres quedan destrozados.
«Me hospitalizaron porque sufrí una especie de shock.»
Luego, casas en adopción —«unas buenas, otras no tanto»—, sueños de venganza faltos de un malo (el pistolero ciego se había suicidado). Escuelas profesionales, buena mano para las cámaras: «El bueno de Wylie ha nacido para fotógrafo.» Trabajos de cámara, y una curiosidad: 22/6/37, ¿por qué?
Wylie, detective aficionado; no dejaba de fastidiar a los policías. Para quitárselo de encima «repetían que el expediente del caso se había perdido».
Estudio de periódicos: el sargento Dudley Smith, encargado de la investigación. Llamadas a Smith, ahora teniente: ninguna respuesta.
Rondó aquella taberna. Los rumores rondaban también el lugar: una partida de licor en mal estado había causado la ceguera del pistolero. Siguió los rumores: ¿quién vendía whisky adulterado en el 37?
Pistas malas durante años: «Imposible de comprobar, ¿saben?» Dos rumores persistentes: «alcohol cortado con disolvente de limpieza en seco» y «ese tipo armenio, J.C.»
Wylie hizo una asociación lógica: las tiendas de la cadena E-Z Kleen/J.C. Kafesjian. «No tenía pruebas, pero parecía clarísimo. Tenía un álbum de recortes del caso del ciego y tenía la foto del sargento Smith del año 37.»
«Se estaba convirtiendo en una obsesión.»
Alimentando esa obsesión,trabajos de cámara. Ilegales: «Tomaba fotos guarras y las vendía a marineros y marines de San Diego.»
El centro de su obsesión: los Kafesjian.
«Estuve, digamos, rondando en torno a ellos. Descubrí que J.C. y Tommy vendían droga y tenían conexiones con la policía. Lucille era una chica de la calle y Tommy, un vicioso. Era casi como si fuese mi familia natural. Tommy era compañero de Richie y los dos tocaban música de jazz de auténtica pena. Yo los seguía, en esa época, y vi que tenían una gran pelea acerca de Lucille. A Richie lo trincaron vendiendo droga en Bakersfield, le cayó una sentencia en Chino y un día, en una tienda de la cadena E-Z Kleen, oí a Tommy decirle a Abe Voldrich que, cuando saliera, Richie era carne muerta.»
A principios del 56: dos obuses le sacuden a la vez:
Uno: está frente a una tienda de la cadena en el Southside. Reunidos, J.C. Kafesjian y Dudley Smith, diecinueve años mayor que en la foto de la noticia.
«Supuse que Dudley Smith y los Kafesjian estaban juntos en algo sucio. No podía demostrar nada, pero pensé que tal vez Smith había hecho la vista gorda con J.C. y aquel veneno que vendía. Al cabo de un tiempo, me convencí de ello.»
Empezó a tramar planes de venganza. El Hombre de los Ojos que llevaba dentro empezó a sugerirle planes. Se declaró culpable de venta de pornografía. Su abogado le recomendó que pidiera clemencia.
«En la cárcel del condado, un tipo me habló del laboratorio de rayos X de Chino. Un trabajo estupendo. Imaginé que podría conseguir el puesto si alguna vez cumplía condena en la penitenciaría, por mis conocimientos de fotografía. En fin, que ahora tenía un plan de verdad y quería pasar una temporada en Chino para poder estar cerca de Richie.»
El juez le sentenció de tres a cinco años en la penitenciaría del Estado. Se tuvo en cuenta, como esperaba, su experiencia en rayos X: Wylie Davis Bullock, a Chino.
«Así que me mandaron a Chino y entré en contacto con Richie. Era un chico solitario, de modo que hice amistad con él y me contó esa maldita historia tan PASMOSA.»
Pasmosa:
Los Kafesjian, los Herrick: padres/hijos, ¿de quién? Phil Herrick y J.C, traficantes de alcohol en los años treinta. Las muertes del ciego: Richie dijo que sí, que tal vez aquélla había sido la pista de partida de Dudley Smith. ¿El incesto?: quizá/casi/hermano/padre. Rollos de pervertidos.
«Les aseguro que nunca han oído nada comparable a lo que me contó Richie.»
Richie, apocado/mirón:
«Me dijo que estaba enamorado de Lucille, pero que no la tocaría porque podía ser su media hermana. También dijo que le encantaba espiarla.»
Richie, charlatán incontenible:
«Él me ayudó a juntar las piezas. Descubrí lo suficiente sobre Dudley Smith como para saber que había dado con Herrick y Kafesjian algún tiempo después del asunto del ciego. Imaginé que Smith se había asociado con ellos y le pagaban para que no diera el soplo del whisky adulterado. Ahora, no me quedaba ninguna duda. Ahora, sabía que aquellas dos familias de chiflados habían acabado con la mía.»
Richie, amenazando con vengarse de Tommy:
«Yo sabía que no tenía huevos para hacerlo. Le dije, espera y yo te vengaré, si prometes no molestar a los Kafesjian.»
Richie lo prometió.
«Entonces, su madre le escribió y le soltó todo ese rollo lloriqueante de que iba a suicidarse. Richie se largó de Chino. Jodida seguridad mínima: sencillamente, se largó.»
Richie siguió suelto.
Bullock salió en libertad condicional dos meses después.
«Intenté encontrar a Richie. Vigilé las casas de los Kafesjian y de los Herrick, pero no le vi nunca.»
«Esa Lucille, en cambio… ¡guau! La observé muchas veces bailando el shimmy desnuda.»
Pasaron los meses. «Un día, poco antes de que se matara, vi a mamá Herrick dejar en el buzón una carta para el cartero. Me acerqué y la cogí. Iba dirigida a Champ Dineen, ese payaso del jazz al que Richie adoraba. La dirección era un apartado de Correos, así que imaginé que mamá y Richie estaban usándolo para mantenerse en contacto en secreto. Yo envié una nota a Richie al apartado: «Me encanta que Lucille baile el shimmy en la ventana. Ahora, ten paciencia y tendrás tu venganza.»
»La nota dio resultado. Pasaron los meses. Bullock fisgó a Richie fisgando a Lucille. SORPRESA: Richie, el mirón, aficionado a las escuchas clandestinas; había sacado provecho de las clases de electrónica. Bullock se mantuvo en el camino recto: trabajos en el cine, presentaciones ante el agente encargado de su libertad condicional… Nadie sabía que el Hombre de los Ojos seguía tramando planes.
»Empecé a tener ideas desbordantes.
»El Hombre de los Ojos dijo que debía seguir a los Kafesjian y a Dudley Smith por pura diversión.
»Un día, cuando seguía a Smith, le vi reunirse con Mickey Cohen para comer. Ocupé un reservado contiguo al de ellos y oí a Cohen contar que estaba filmando esa película de horror en Griffith Park como cobertura legal, y que ese Sid Frizell, el director, se dedicaba a producir películas porno a escondidas. Smith aseguró que le encantaban las películas guarras y que Cohen le dijera a Frizell que ponía a su disposición un lugar adecuado y seguro para rodar. Cohen dijo que Frizell era lo bastante gilipollas como para aceptar la oferta.
Entonces, se presentó en el plató del Vampiro atómico. «Mire, fue ese aguijón del hambre.» Ofreció sus servicios como cámara por un sueldo bajo y Cohen le contrató. Bullock manipuló al atontado de Sid Frizell, necesitado de ideas. «Le sugerí esas secuencias incestuosas y todo ese rollo de la ceguera porque pensé que un día le enseñaría la película terminada a Richie. Le dije a Frizell que tenía experiencia en películas porno y él acosó a ese tipo de Cohen, Chick Vecchio, para que hablara con Smith. Smith dio su visto bueno, de modo que Frizell hizo las filmaciones en ese local de Lynwood.
»Así pues, me encontré metido de lleno en el fregado, pero aún no tenía desarrollado ningún plan concreto. Entonces, entró en acción el Hombre de los Ojos.
Y el Hombre de los Ojos le dijo: asusta a los Kafesjian con un robo ritual en su casa. Haz que parezca cosa de Richie: mantenle asustado, que siga escondido.
«E hice lo que me decía. Supongo que tenía una especie de simbolismo, porque el Hombre de los Ojos me dijo cómo hacer las cosas, exactamente. Intenté dejar ciegos a los perros con ese producto para la limpieza en seco, pero no dio resultado, de modo que les arranqué los ojos. Rompí unas botellas de licor como referencia al asunto del whisky adulterado y rompí los discos de jazz de Tommy porque el Hombre de los Ojos dijo que eso simbolizaría el odio que Richie le tenía a Tommy. A Richie siempre le había disgustado que Lucille hiciera de puta, de modo que destrocé sus pantalones ajustados y me hice una paja encima de ellos.»
Diversión perversa.
«El Hombre de los Ojos me dijo que pusiera nervioso a Richie, de modo que, cuando le encontré en uno de esos moteles, llorando por Lucille, destrocé el colchón de la habitación que ocupaba y dejé allí la vajilla que había robado, para asustarle. Con eso del robo y del asunto de los federales, había mucha presión alrededor de los Kafesjian, de modo que el Hombre de los Ojos me dijo que empezara por liquidar a Phil Herrick. Las hijas volvieron a casa por sorpresa y el Hombre de los Ojos dijo que me las cargara también. Como Richie era un jodido fugitivo, imaginé que la policía pensaría que era cosa suya y se lanzaría tras él inmediatamente.»
¿Y luego?
«El Hombre de los Ojos me dijo que matara a Tommy y a J.C. lentamente. Me dijo que le sacara los ojos a Dudley Smith y me los comiera.»
¿Y ahora?
«Panqueques y salchicha, detective. Y una celda cómoda y segura sólo para mí y el Hombre de los Ojos.»
Él, relamiéndose de satisfacción.
Masa para hojuelas en un estante.
TODO.
Pinchazos en el pecho/dolor de cabeza/ sequedad de boca. Dudley tiene un encuentro con el Hombre de los Ojos.
Exley señalando la puerta.
Salí con él. Un sol fantasmal. La gente del cámping de remolques, observándonos.
—¿Cómo ve la situación, teniente?
Darle largas/mandarle a la mierda. MENTIR:
—Quiero poner a Bullock en manos de Welles Noonan. Estoy evadiendo la custodia federal y el tipo puede facilitarme las cosas. Es un testigo clave contra Dudley y los Kafesjian y, si colaboramos con los federales, podemos limitar los efectos de su investigación, sobre todo si usted les entrega a Narcóticos.
—El tipo está loco. No es un testigo válido.
—Sí, pero para nosotros sólo es un psicópata. Ni siquiera está en condiciones de ser juzgado.
—Gallaudet conseguirá llevarle al banquillo. Y ejercerá la acusación personalmente.
—Bob ha muerto. Estaba liado con Dudley en una trama para dominar el juego en el distrito. Lo mató Dud.
Le fallaron las piernas y le ayudé a mantenerse en pie: Edmund Jennings Exley, bañado en sudor frío.
—Tengo a Chick Vecchio a buen recaudo; me ha pedido que le garanticen custodia federal. Y Madge Kafesjian completó algunos detalles de la historia de Bullock y me contó que había sido Dudley quien había conectado a J.C. con el LAPD. Escuche esto, Exley: todo está «contenido». Vecchio, Bullock, Madge: los tres acusan a Dudley y sólo sale perjudicado Narcóticos. El plan básico será de usted y sólo le pido que haga una cosa por mí antes de que entregue a Bullock.
—¿En concreto?
—Llamar a Noonan. Dígale que le envía la documentación sobre Narcóticos. Dígale que retire la orden de busca y captura contra mí hasta que presente a los testigos.
Hazlo. Muerde el cebo. Me largaré con tu dinero…
—¿Exley…?
—Está bien. Lleve a Bullock a lugar seguro cuando haya anochecido. Después, llámeme.
—¿Hablará con Noonan?
—Sí, voy a llamarle ahora.
—Me sorprende que se fíe de mí.
—Yo he traicionado su confianza antes. Y me estoy quedando sin estrategias. Sólo le pido que tenga cuidado con el fusil y que procure no matarle.
Me encerré entre cuatro paredes. Bullock continuo hablando de panqueques y del Hombre de los Ojos.
TODO giraba vertiginosamente. Hacia atrás, hacia adelante: atrás, a Meg; adelante, a Glenda.
Planes de huida. Proyectos. Intrigas. Nada cuajó.
Llegó el crepúsculo. No encendí las luces. Una música procedente de alguna parte: TODO volvió a girar en mi cabeza.
Nada cuajó.
Bullock se quedó dormido, esposado a la silla.
Nada cuajó.
Bullock murmuró algo ininteligible en pleno sueño.
Sacudidas, estremecimientos, algo parecido a un gimoteo desgarrándome por dentro. Me apoyé contra la pared:
Muertes, palizas, sobornos, mordidas, comisiones, extorsiones. Cobro de alquileres mediante violencia, trabajos de matón, de rompehuelgas. Mentiras, amenazas, promesas pisoteadas, juramentos rotos, obligaciones desatendidas. Robo, engaño, codicia, mentiras, muertes, palizas, sobornos, comisiones, Meg…
El gimoteo emergió de mi garganta. Bullock ladeó la cabeza para oírlo mejor. Luego, sollozos conteniendo las lágrimas. Unos sollozos y unos temblores tan violentos que todo el remolque bailaba.
TODO.
Dando vueltas, cayendo, confesando.
No sé cuánto tiempo duró.
Salí de ello con un pensamiento:
NO ERA SUFICIENTE. Hice la llamada.