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«Prosigue la oleada de crímenes que tiene desconcertadas a las autoridades. Hace una hora escasa, cuatro personas resultaron muertas a tiros en el pintoresco mercado de Hollywood Ranch, dos de ellas identificadas como criminales con base en el Medio Oeste, disfrazados de empleados del mercado. También resultó muerto un agente del LAPD, así como una mujer inocente tomada como rehén por uno de los criminales. En el revuelo consiguiente, quedaron esparcidos por el lugar miles de dólares caídos de un maletín y, si se suma a este suceso el ajuste de cuentas entre bandas acaecido horas antes en Watts, que también ha dejado un saldo de cuatro muertos, la ciudad de Los Angeles empieza a parecer la ciudad de los Demonios.»

Noticias por televisión, en mi habitación del motel. La verdad de lo sucedido:

Respaldo de Exley, objetivos de Smith: Breuning y yo. La charada de Dudley: un ajuste de cuentas entre policías deshonestos, dinero de sobornos descubierto. Mi película con Johnny, guardada para entonces: mi reputación, aún más ensuciable postmortem.

«…el jefe de Detectives del LAPD, Edmund J. Exley, habló para los reporteros en el escenario de los hechos.»

Recapitulación.

Mi llamada de control a Newton:

—Tommy y Lucille siguen recorriendo Lincoln Heights, y siguen sin encontrarse. ¡Ah, señor…, otra cosa…! Su compañero, el agente Riegle, llamó para decir que…, esto, señor…., dijo que le hiciera saber que el jefe Exley ha lanzado una orden de busca y captura contra usted porque ha dejado el escenario del tiroteo sin avisar a nadie.

Exley ante las cámaras:

«En este momento retenemos la identidad de las víctimas por razones legales. No confirmaré ni negaré las especulaciones de una cadena de televisión rival sobre la identidad del policía que ha resultado muerto y, en estos momentos, sólo puedo afirmar que ha caído en el cumplimiento de su deber, mientras intentaba atrapar a un criminal con un cebo de dinero marcado del LAPD.»

Un recuerdo instantáneo: el tipo de las tragaperras tragándose los sesos de la anciana.

Llamé a El Segundo. Ring, ring…

Pete Bondurant:

—¿Sí? ¿Quién es?

—Soy yo.

—¿Eh, estabas en el mercado de Hollywood Ranch? Por las noticias han dicho que Mike Breuning había muerto y otro policía se había largado del lugar de los hechos.

—¿Chick sabe lo de Breuning?

—Sí, y la noticia le ha dejado acojonado. Vamos, Dave, ¿estabas allí, sí o no?

—Dentro de una hora estaré ahí y te lo contaré. ¿Está Turentine con vosotros?

—Aquí lo tengo.

—Dile que prepare una grabadora y pregúntale si ha traído el equipo para rastrear llamadas policiales. Dile que quiero una escucha clandestina de la banda 7 de la comisaría de Newton Street.

—¿Y si no tiene el equipo?

—Entonces, dile que vaya a buscarlo.