REVISTA Hush-Hush

Revista Hush-Hush, mayo de 1955:

¿QUIÉN MATÓ A SID HUDGENS?

La justicia de la ciudad de Los Ángeles Caídos nos recuerda una línea de ese sensacional espectáculo en sepia que es Porw & Bess. Como «un hombre», es «cosa del pasado». Por ejemplo: si usted aporta dinero al «fondo de reserva» del ambicioso fiscal Ellis Loew y es asesinado… ¡Ay del asesino! El jefe de la Policía de Los Ángeles, William H. Parker, no reparará en gastos con tal de hallar al demonio que le hizo abordar el tren nocturno con rumbo al Gran Adiós. Pero si usted es un abnegado periodista que escribe para esta revista y alguien lo hace picadillo en su propio living… ¡Albricias, asesino! El jefe Parker y su horda de moralistas, misántropos y obtusos dejarán quietas las manos (encallecidas de recibir sobornos) y silbarán «la justicia es cosa del pasado» mientras el asesino silba Dixie.

Han pasado dos años desde que Sid Hudgens fue descuartizado en su living de Chapman Park. Hace dos años el Departamento tenía sus pegajosas y untadas manos ocupadas en el caso de los asesinatos del Nite Owl, que se resolvió cuando uno de los miembros tomó la ley en sus poco escrupulosas y oportunistas manos y mandó a los asesinos al Grand Au Revoir a escopetazos. El asesinato de Sid Hudgens fue asignado a dos detectives torpes que en conjunto sumaban un total «cero» de casos resueltos. Desde luego, no hallaron al asesino, pasaron casi todo el tiempo en la oficina de Hush-Hush leyendo números atrasados en busca de pistas, tomando café con donuts y echando ojeadas a vistosas asistentes de editoriales que acuden a Hush-Hush porque nosotros sabemos dónde están sepultados los cadáveres…

En Hush-Hush registramos el pulso interior de la ciudad de Los Ángeles Caídos, y hemos investigado la muerte de Sid por nuestra cuenta. No hemos llegado a ninguna parte, y hacemos al Departamento de Policía las siguientes preguntas:

El apartamento de Sid fue saqueado. ¿Qué ocurrió con los archivos ultraconfidenciales, ultrasecretos y ultra Hush-Hush que Sid guardaba, con insinuaciones demasiado corrosivas para que aun nosotros las publicáramos?

¿Por qué el fiscal de distrito Ellis Loew, elegido en gran parte gracias a un artículo de Hush-Hush que denunciaba las travesuras de su oponente, no nos devolvió el favor usando su influencia legal para obligar al Departamento a descubrir al asesino?

El célebre polizonte John «Jack» Vincennes, el famoso «Gran V», flagelo de los adictos, era amigo íntimo de Sid y fue responsable de muchos de sus comprometidos artículos sobre la amenaza de los narcóticos. ¿Por qué Jack (muy conectado con Ellis Loew: no pronunciaremos la palabra «recaudador», pero nos sentimos en libertad de pensarla) no investigó la muerte por su cuenta, por camaradería hacia su amado compañero Sid?

Preguntas sin respuesta, a menos que tú, lector, recojas este clamor. Volveremos sobre esto en futuros números. Y recuerda, querido lector: lo oíste primero aquí, extraoficialmente, confidencialmente y muy Hush-Hush.

Revista Hush-Hush, diciembre de 1955:

VIGILANDO A LA JUSTICIA:

¡CUIDADO CON LA COMBINACIÓN

LOEW / VINCENNES!

Hemos perdido bastante tiempo, querido lector. En nuestro número de mayo recordábamos el segundo aniversario del brutal asesinato del as de nuestros redactores, Sid Hudgens. Lamentábamos que su muerte aún permaneciera sin resolver, sugeríamos gentilmente al Departamento de Policía de Los Ángeles, al fiscal de distrito Ellis Loew y a su cuñado, el sargento Jack Vincennes, que hicieran algo al respecto. Hicimos algunas preguntas pertinentes y no recibimos respuesta. Han transcurrido siete meses sin que se hiciera justicia, así que he aquí más preguntas:

¿Dónde están los inquietantes archivos secretos de Sid Hudgens, archivos tan escandalosos que ni siquiera la incisiva Hush-Hush se animaba a publicarlos?

¿El fiscal Loew sepultó la investigación porque el abnegado Sid había publicado poco antes de morir una nota sobre Max Peltz, productor/director de Insignia del Honor, y su afición por las adolescentes, teniendo en cuenta que Peltz hizo donaciones (¡de cinco dígitos!) a la campaña de Loew en 1953?

¿Loew ha ignorado nuestras exigencias de justicia porque está demasiado atareado preparándose para su campaña de reelección de la primavera de 1957? ¿Acaso Jack Vincennes (no usaremos la palabra «recaudador») vuelve a extorsionar a la comunidad de Hollywood pidiendo aportaciones para el cuñado Ellis y eso le impide investigar la muerte de Sid?

Más sobre el Gran V:

¿Acaso Vincennes, supremo flagelo del drogadicto, esta en conflicto con su joven y rica esposa, quien lo persuadió de abandonar su amada División de Narcóticos, pero ahora lamenta que haya trabajado en el dudoso Destacamento de Vigilancia?

Invitación a la reflexión, querido lector, y una gentil solicitud de demorada justicia. La búsqueda de justicia para Sid Hudgens continúa. Recuerda, querido lector: lo oíste primero aquí, extraoficialmente, confidencialmente y muy Hush-Hush.