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Jack Vincennes confesó.

Confesó que había dejado embarazada a una chica en el orfanato St. Anatole's, que había matado a Harold J. Scoggins y señora. Confesó que había tendido una celada a Bill McPherson con una muchacha negra, que le había endosado droga a Charlie Parker para poder detenerlo, que había capturado adictos para salir en Hush-Hush. Trató de levantarse de la cama y alzar las manos para formar las Estaciones de la Cruz. Farfulló algo como hub rachmones, Mickey y bump bump bump bump el simpático tren. Confesó que aporreaba yonquis, que era recaudador de Ellis Loew. Rogó a su esposa que le perdonara por follar con rameras que se parecían a mujeres de libros pornográficos. Confesó que amaba la droga y que era incapaz de amar a Jesús.

Karen Vincennes sollozaba: no podía escuchar, pero tenía que hacerlo. Ed trató de sacarla, pero ella se negó. Ed había llamado desde las afueras de Arrowhead, Fisk le había dado la noticia: Pierce Patchett tiroteado y muerto anoche, su mansión incendiada, reducida a cenizas. Un bombero había descubierto a Vincennes en el fondo: inhalación de humo, desgarrones en el chaleco antibala. Lo llevaron al Central Receiving, un médico le tomó una muestra de sangre. Resultados: Cubo de Basura en un vuelo de prueba, un compuesto de heroína/droga antipsicótica.

Viviría, se pondría bien cuando se repusiera de la sobredosis.

Una enfermera enjugó la cara de Vincennes; Karen estrujó un pañuelo. Ed miró el informe de Fisk: «Llamó Inez Soto. Ninguna información sobre los tratos financieros de R.D. ¿R.D. suspicaz ante averiguaciones? Estuvo bastante críptica - D.W».

Ed arrugó el papel y lo tiró. Vincennes había ido sin protección mientras él se acostaba con Lynn. Alguien mató a Patchett, dejó a ambos en el fuego.

En el fuego, como Exley padre e hijo: Bud White sostenía la antorcha.

No podía mirar a Karen.

—Capitán, tengo algo.

Fisk en el pasillo. Ed caminó hacia él, lo alejó de la puerta.

—¿Qué es?

—Norton Layman terminó la autopsia. La causa de la muerte de Patchett fueron cinco balas 30-30 procedentes de dos rifles. Ray Pinker efectuó análisis balísticos y encontró una similitud con un viejo boletín del condado de Riverside. Mayo del 55, caso no resuelto y sin pistas. Dos hombres abatidos frente a un bar. Parecía trabajo de hampones.

Todo conducía a la heroína.

—¿Es todo lo que tienes?

—No. Bud White irrumpió en un fumadero de opio de Chinatown y machacó a golpes a tres chinos. Entró haciendo preguntas, mostró la placa y perdió la cabeza. Uno de ellos lo identificó por la foto de personal. Thad Green llamó a Asuntos Internos por ese asunto, y yo recibí la llamada. ¿Orden de arresto? Sé que usted lo busca y Green dijo que la decisión es de usted.

Ed casi rió.

—No, ninguna orden de arresto.

—¿Cómo dice?

—He dicho que no, déjalo así. Y quiero que tú y Kleckner hagáis esto: poneos en contacto con Miller Stanton, Max Peltz, Timmy Valburn y Billy Dieterling. Que vengan a mi oficina esta noche a las ocho para un interrogatorio. Decidles que yo soy el oficial al mando. Si no quieren publicidad, que no traigan abogados. Y búscame el archivo de Homicidios sobre el caso Loren Atherton. Cerrado, sargento. No quiero que lo mires.

—Capitán…

Ed dio media vuelta. Karen en la puerta, los ojos secos.

—¿Crees que Jack hizo todo eso?

—Sí.

—No debe saber que yo lo sé. ¿Prometes no contárselo?

Ed cabeceó, miró adentro. El Gran V pedía la comunión.