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Asuntos Internos. Atestados.

Chester Yorkin, el repartidor de Fleur-de-Lys, en el despacho número 1; en el 2 y en el 3: Paula Brown y Lorraine Malvasi, rameras de Patchett: Ava Gardner y Rita Hayworth. No habían localizado a Lamar Hinton, Bobby Inge ni Christine Bergeron. Tampoco a los modelos de las fotos. Fisk y Kleckner no habían podido identificarlos registrando fotos policiales. En el despacho 4: Sharon Kostenza, nombre verdadero Mary Alice Mertz, fruto de la declaración de Vincennes: la mujer que una vez había pagado la fianza de Bobby y había pagado un bono de seguridad para Christine Bergeron. En el despacho 5: el doctor Terry Lux y su abogado, el gran Jerry Geisler.

Ray Pinker esperando con antídotos: hasta ahora, ninguno de los presentes parecía drogado.

Dos policías custodiando la oficina: interrogatorios privados, estricta autonomía de Asuntos Internos.

Kleckner y Fisk interrogando a Mertz y la falsa Ava: equipados con copias de la declaración, fotos porno, un resumen del caso. Yorkin, Lux y la falsa Rita esperando.

Ed trabajaba en su oficina: tercer borrador del guión de Vincennes. Un pensamiento lo acuciaba:

Lynn Bracken informaba de todo a Patchett, él advertiría a los suyos antes de que la policía pudiera encontrarlos, tal como Inge, Bergeron y el hijo se habían esfumado antes del Nite Owl. Dos posibilidades: ella tenía un plan en mente, o los apremios la habían confundido y se tomaba tiempo para medir las consecuencias. Más probable lo primero: esa mujer había olvidado la confusión nada más nacer.

Aún podía saborearla.

Ed trazó líneas en un papel. Inez indagaría las conexiones de Dieterling con Patchett y su padre. La idea lo amedrentaba. Dos hombres de Asuntos Internos buscando a White: capturar al bastardo y obligarlo a hablar. Billy Dieterling y Timmy Valburn serían interrogados: con delicadeza; tenían prestigio e influencia. Una línea hacia la muerte de Hudgens y el «proyecto» Hudgensi Patchett: la declaración de Vincennes afirmaba que los archivos de Insignias del Honor faltaban en el momento de la muerte; una anomalía, pues esa serie era una fijación de Hudgens. La gente de Insignia del Honor tenía coartadas para el homicidio, pero se imponía otra lectura del caso.

La mitad de ese laberinto de casos apestaba a extorsión.

Línea hacia una cuestión lateral: Dudley Smith, clamando por una rápida resolución conectada con negros. Línea hacia un rumor: Thad Green pasaría a la Patrulla de Fronteras en mayo. Una línea teórica. Parker escogería a su nuevo jefe de detectives según lo que ocurriera en el caso Nite Owl. Él o Smith. Dudley podría enviar a White para romper su autonomía. Había que cerrar todas las líneas para impedir irrupciones en el caso.

Entró Kleckner.

—Capitán, Mertz se niega a cooperar. Sólo dice que usa ese alias; «Sharon Kostenza», y paga la fianza a la gente de Patchett cuando la arrestan por cargos externos. Sabemos que nunca arrestaron a nadie mientras trabajaba para él.

Ella dice que no puede identificar a la gente de las fotos y no dice nada sobre el asunto de la extorsión. Afirma no saber nada del Nite Owl… y la creo.

—Déjala en libertad. Quiero que vaya a ver a Patchett y lo asuste. ¿Qué le ha sonsacado Duane a Ava Gardner?

Kleckner le pasó un papel.

—Mucho. Aquí están los puntos importantes, y tiene toda la entrevista grabada.

—Bien. Ve a ablandar a Yorkin. Llévale una cerveza y mímalo un poco.

Kleckner salió sonriendo. Ed leyó el resumen de Fisk.

Testigo Paula Brown 25/3/58

1. La testigo ha revelado nombres de muchos clientes de prostitutos/as de Patchett (detalles específicos en informe aparte y en cinta).

2. No ha podido identificar a la gente de las fotos (parece sincera al respecto).

3. La mención de la extorsión la ha hecho hablar.

a. Patchett daba bonificaciones a sus chicas/chicos si lograban que los clientes revelaran detalles íntimos de sus vidas.

b. Patchett hace que sus prostitutas se retiren a los 30 (aparente punto a su favor).

c. Cuando sus prostitutas visitaban domicilios, Patchett les hacía dejar puertas y ventanas abiertas para que hombres con cámaras tomaran fotos comprometedoras. Las prostitutas también tomaban impresiones en cera de la cerradura de algunos hombres ricos.

d. Patchett contrataba los servicios de un famoso cirujano plástico (obviamente T. Lux) para que sus prostitutas se parecieran a estrellas de cine y así ganaran más pasta.

e. Los prostitutos extorsionaban a tíos homosexuales casados y compartían las ganancias con Patchett.

f. Aburrida por preguntas sobre el Nite Owl (obviamente no tiene conocimientos pertinentes).

Asombrosa y audaz perversión. Ed miró desde atrás de los espejos. Fisk y la falsa Ava hablando, Kleckner y Yorkin bebiendo cerveza. Terry Lux leyendo una revista, Jerry Geisler enfurruñado. Lorraine Malvasi a solas en una nube de humo. Asombrosa y audaz perversión: la mujer tenía la cara de Rita Hayworth hasta los huesos, incluido el peinado de Gilda.

Ed abrió la puerta. Rita/Lorraine se levantó, se sentó, encendió un cigarrillo. Ed le dio el resumen de Fisk.

—Por favor, lea esto, señorita Malvasi.

Ella leyó, mordiéndose los labios.

—¿Y?

—¿Lo confirma usted o no?

—Tengo derecho a un abogado.

—No hasta las setenta y dos horas.

—No puede retenerme tanto tiempo. —Acento neoyorquino

—No aquí, pero podemos retenerla en la Cárcel de Mujeres.

Lorraine se mordisqueó una uña, se hizo sangre.

—No puede.

—Claro que sí. Sharon Kostenza está bajo custodia, así que no podrá pagarle la fianza. Pierce Patchett está bajo vigilancia y su amiga Ava acaba de cantar todo lo que usted lee ahí. Ella ha hablado primero, y yo sólo quiero que usted llene algunas lagunas.

Un sollozo.

—No puedo.

—¿Por qué no?

—Pierce ha sido amable…

—Pierce está liquidado —interrumpió Ed—. Lynn Bracken aceptó declarar dando la espalda a Pierce. Está bajo nuestra protección, y puedo ir a pedirle respuestas a ella o ahorrarme trabajo y preguntarle a usted.

—No puedo.

—Puede y lo hará.

—No, no puedo.

—Será mejor que pueda, porque usted está liada en once delitos, tan sólo en la declaración de Paula Brown. ¿Tiene miedo de las lesbianas de la cárcel?

Ninguna respuesta.

—Está bien que tenga miedo, pero las matronas son peores. Mujeres hombrunas con garrotes. Usted sabe para qué los usan…

—¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Hablaré!

Ed sacó una libreta, escribió «Cronología».

—No es culpa de Pierce —dijo Lorraine—. Ese sujeto le obligó a hacerlo.

—¿Qué sujeto?

—No lo sé. De veras, no lo sé.

Ed subrayó «Cronología».

—¿Cuándo empezó usted a trabajar para Patchett?

—A los veintiún años.

—Déme el año.

—1951.

—¿Y Terry Lux le hizo la cirugía?

—¡Sí! ¡Para volverme más hermosa!

—Ahora tranquila, por favor. Hace un segundo ha dicho usted que un sujeto…

—¡No sé quiénes! ¡No puedo decirle lo que no sé!

—Calma, por favor. Usted confirmó la declaración de Paula Brown y dijo que un «sujeto», cuya identidad desconoce, obligó a Patchett a llevar a cabo los planes de extorsión detallados en esa declaración. ¿Correcto?

Lorraine apagó el cigarrillo, encendió otro.

—Sí. Extorsión es como chantaje. Correcto, sí.

—¿Cuándo, Lorraine? ¿Sabe cuándo ese «sujeto» abordó a Patchett?

Ella contó con los dedos.

—Hace cinco años. Mayo.

Ed subrayó de nuevo «Cronología».

—¿Mayo del 53?

—Sí, porque mi padre murió ese mes. Pierce nos reunió y dijo que teníamos que hacerlo. Él no quería pero ese sujeto lo tenía agarrado de ya sabe dónde. No dijo el nombre y creo que ninguna de las chicas lo sabe.

Un mes después del Nite Owl.

—Concéntrese, Lorraine. La matanza del Nite Owl. ¿La recuerda?

—¿Qué? Mataron a unas personas, ¿verdad?

—No importa. ¿Qué más dijo Patchett cuando las reunió?

—Nada.

—¿Nada más sobre Patchett y la extorsión? Recuerde, no estoy preguntando si usted hizo algo de esto. No le estoy pidiendo que se incrimine.

—Bien, quizá tres meses antes de que yo oyera la charla entre Veronica y Pierce. Veronica es Lynn. Pierce dijo que él y ese redactor del Hush-Hush a quien mataron después, organizarían un negocio. Pierce le revelaría los… fetiches de la clientela, y ese hombre amenazaría a los clientes con salir en el Hush-Hush. Ya sabe: quien no pagara saldría en la revista de escándalos.

Teoría de la extorsión convalidada. Idea instintiva: en algún nivel Lynn era franca, no había alertado a Patchett.

Patchett nunca habría permitido que esta gente acudiera a la entrevista.

—Lorraine, ¿el sargento Kleckner le mostró unas fotos pornográficas?

Un cabeceo.

—Se lo dije a él y se lo digo a usted. No conozco a ninguna de esas personas y esas fotos me dan escalofríos.

Ed salió.

Duane Fisk en el pasillo.

—Buen trabajo, capitán. Cuando le mencionó lo del «sujeto», yo regresé a hablar con Ava. Ella lo confirmó, y confirmó que no puede identificarlo.

Ed cabeceó.

—Dile que Rita y Yorkin están arrestados, luego déjala en libertad. Quiero que vaya a ver a Patchett. ¿Cómo anda Kleckner con Yorkin?

Fisk movió la cabeza.

—Ese chico es duro de pelar. Prácticamente desafía a Don a obligarlo a hablar. ¿Dónde está Bud White cuando lo necesitamos?

—Muy gracioso, pero no repitas la broma. Y ahora quiero que lleves a Lux y Geisler a almorzar. Lux está aquí voluntariamente, así que trátalo bien. Di a Geisler que es un caso de conspiración para homicidio múltiple, y dile que Lux tendrá plena inmunidad colateral por su cooperación y una promesa firmada de que no comparecerá en un tribunal. Dile que ya está escrita, y que llame a Ellis Loew si quiere verificarlo.

Fisk asintió, caminó hacia el despacho 5. Ed miró por el espejo del número 1.

Chester Yorkin pavoneándose ante el espejo: muecas, contoneos. Flaco, pelo embadurnado de fijador. Cardenales en los brazos: quizá viejos pinchazos.

Ed abrió la puerta.

—Oye, te conozco. He leído sobre ti. Confirmación: cicatrices en los cardenales.

—He salido en las noticias.

Risitas.

—Este truco es viejo. Como si dijeras: «Nunca golpeo a sospechosos porque el polizonte se rebaja al nivel del delincuente». ¿Quieres mi respuesta? Nunca soplo, porque todos los polizontes son maricones que gozan haciendo hablar a la gente.

—¿Has terminado?

Una frase de Bud White.

—No. El Ratón Moochie le da a tu padre por el culo.

Con miedo, pero lo hizo: un codazo en el gaznate. Yorkin jadeó; Ed fue por detrás, lo esposó, lo arrojó al suelo.

Miedo, pero las manos firmes: mira, papá, no tiemblo.

Yorkin se refugió en un rincón.

Con miedo, otra maniobra de Bud el Malo: una silla al aire, la silla estrellada en la pared por encima de la cabeza del sospechoso. Yorkin trató de escabullirse; Ed lo obligó a volver al rincón. Ahora despacio: que no se te quiebre la voz, que no se te ablanden los ojos.

—Todo. Quiero saberlo todo sobre el material porno y el resto de la basura que vendes a través de Fleur-de-Lys. Empieza con esas marcas en los brazos y por qué un tío listo como Patchett confía en un yonqui como tú. Y debes saber algo desde ahora: Patchett está liquidado y yo soy el único que puede conseguirte un trato. ¿Entiendes?

Yorkin cabeceó; sí, sí, sí.

—¡Piloto de pruebas! ¡Volé para él! ¡Piloto de pruebas!

Ed le quitó las esposas.

—Repite eso.

Yorkin se frotó el cuello.

—Cobaya.

—¿Qué?

—Le permití que probara la heroína conmigo. Aquí y allá, un poco cada vez.

—Empieza por el principio. Despacio.

Yorkin tosió.

—Pierce consiguió la heroína que le robaron a Cohen-Jack Dragna hace años. Ese sujeto, Buzz Meeks le dejó una parte a Peter y Baxter Englekling, sólo una muestra, y ellos se la dieron al padre, que era una especie de genio de la química. Fue profesor de Pierce en la universidad, y le legó la droga a él. Murió de un ataque cardíaco o algo parecido. Ese otro sujeto…, no conozco el nombre, así que no me preguntes…, él mató a Meeks. Tiene el resto de la droga, unos nueve kilos. Pierce ha desarrollado compuestos durante años Quiere la más barata, la más segura, la mejor. Yo sólo… hice algunas pruebas.

Líneas asombrosas se entrecruzaban.

—Hace años hacías repartos para Fleur-de-Lys, ¿correcto?

—Correcto, sí.

—Tú y Lamar Hinton.

—Hace años que no veo a Lamar. ¡No puedes culparme por problemas de Lamar!

Ed cogió la silla que quedaba, la alzó.

—No quiero hacerlo. Dame una respuesta a esto, y si me agrada estaré en deuda contigo. Es una prueba y tú eres piloto de pruebas, así que tendrías que hacerlo bien. ¿Quién le disparó a Jack Vincennes frente al apartamento de Hollywood en el 53?

Yorkin se amilanó.

—Yo. Pierce me dijo que lo despachara. No debí hacerlo junto al apartamento. Arruiné el trabajo y Pierce se enfadó.

Patchett liquidado: intento de homicidio de un policía.

—¿Cómo te castigó?

—Me sometió a pruebas peores. Me dio esos compuestos malos que quería eliminar. Me hizo hacer esos pésimos vuelos.

—Así que lo odias por eso.

—Hombre, Pierce no es un tipo común. Lo odio, pero también lo respeto.

Ed dejó la silla.

—¿Recuerdas el tiroteo del Nite Owl?

—Claro, hace años. ¿Qué tiene que ver con…?

—No importa, y aquí viene el plato fuerte. Si me das una buena respuesta, te daré inmunidad por escrito y te daré protección hasta que Patchett esté liquidado. Pornografía, Chester. ¿Recuerdas esos libros con fotos de orgías que Fleur-de-Lys distribuía hace cinco anos?

Yorkin cabeceó.

—La tinta color sangre. ¿Recuerdas eso?

Yorkin sonrió, ahora se desvivía por cantar.

—Conozco bien esa historia. ¿Pierce caerá de veras?

Diez horas después del guión.

—Tal vez esta noche.

—Al cuerno con él, por esos malos vuelos.

—Chester, cuéntame despacio.

Yorkin se levantó, estiró las piernas.

—¿Sabes lo malo de Pierce? Decía todas estas cosas frente a mí cuando yo estaba colocado, como si yo fuera inofensivo porque no podría recordar nada.

Ed sacó la libreta.

—Trata de contarlo ordenadamente.

Yorkin se frotó la garganta, tosió.

—Bien, Pierce tenía una vieja tanda de chicas a quienes dejó ir. Esto fue cuando estábamos moviendo los libros de fotos. Un fulano cuyo nombre no recuerdo sugirió que algunas chicas y sus clientes posaran para las fotos. Hizo libros con ellas y acudió a Pierce en busca de dinero para ampliar la distribución. Le prometió una tajada a Pierce. A Pierce le gustó la idea, pero no quería mostrar a las chicas ni a sus clientes. Compró varios libros al fulano para distribuirlos a través de Fleur-de-Lys, una distribución limitada, decía él, como un sondeo del mercado. Pensaba que así podría seguir el rastro del material.

Viejas líneas se cruzaban: la distribución limitada no lo era tanto, Antivicio había conseguido ejemplares en cubos de basura. Vincennes en el caso.

—Continúa, Chester.

—Bien, el fulano que manufacturaba los libros le consiguió sacar información a Pierce sobre los hermanos Englekling, que tenían una imprenta y siempre buscaban dinero. Se buscó un representante, quien conversó con los hermanos. Un plan para producir esa bazofia en serie y distribuirla.

El representante: Duke Cathcart. Líneas en zigzag: Cohen-hermanos, hermanos-Patchett. Un giro: Mickey en McNeil, luego Goldman y Van Gelder. Una línea que unía heroína con pornografía.

—Chester, ¿cómo sabes todo esto?

Yorkin rió.

—Yo volaba impulsado por la aguja y Pierce tenía caballo blanco de buena calidad en la nariz. Me hablaba como si hablara con el perro.

—Así que Patchett y la pornografía no van juntos, ¿eh? Sólo le interesa traficar con heroína.

—No. Ese fulano, que le llevó los nueve kilos a Pierce hace años, tiene gran interés en la pornografía. Tiene listas postales de ricachones pervertidos y muchos contactos en América del Sur. Él y Pierce conservaron las fotos originales durante años y luego consiguieron libros nuevos en alguna parte. Obtuvieron el material en algún depósito, no sé dónde, preparado para la impresión. Creo que Pierce estaba esperando a que se apaciguaran las cosas

No se cruzaban nuevas líneas. Una idea cobró sentido: el móvil del interés. La pornografía en sí misma era dudosa; diez kilos de heroína para comercializar significaban millones.

—Un dato más por si te olvidas de mi trato. Pierce tiene una caja de caudales con una trampa cazabobos junto a su casa. Allí tiene dinero, droga, todo tipo de mercancía.

Ed seguía pensando en DINERO.

—¡Eh, háblame! —exclamó Yorkin—. ¿Quieres la nueva dirección? Linden 8819, Long Beach. Exley. Háblame.

—Un bistec en tu celda, Chester. Te lo has ganado.

Nuevas líneas. Ed examinó los resúmenes de Fisk y Kleckner, añadió las revelaciones Yorkin/ Malvasi.

Heroína y pornografía unidas. El «fulano» que hacía los libros aparecía como asesino de Sid Hudgens, su representante Duke Cathcart muerto por Dean van Gelder, pues Davey Goldman le había ordenado que lo matara o hablara con él. Goldman se había enterado del proyecto a través del micrófono de la celda de Mickey Cohen. Cohen omnipresente: su heroína robada se relacionaba con los Englekling y el hombre que llevó a Patchett los nueve kilos de caballo para que los refinara. El hombre que también amaba la pornografía y convenció a Patchett de manufacturar libros nuevos a partir de los prototipos de 1953. Idea instintiva. Cohen jugaba con prudencia desde hacía ocho años, dentro y fuera de la cárcel, un punto focal que nunca intervenía personalmente en la médula de los casos. Una línea hacia la conclusión: la matanza del Nite Owl era por lo menos semiprofesional, un intento de adueñarse de los proyectos de Pierce Patchett relacionados con la heroína y la pornografía. Cathcart, que intentaba vender los libros por su cuenta, fue el verdadero blanco de la matanza. ¿Había expuesto mal su importancia ante la gente equivocada, o los asesinos liquidaron a Van Gelder a propósito, sabiendo o sin saber que sustituía a Cathcart? Líneas con el crimen organizado, semiprofesional, con todas las líneas hacia el hampa muertas o desconectadas: Franz Englekling e hijos, muertos, Davey Goldman un vegetal, Mickey Cohen desconcertado por los hechos. Una pregunta: ¿Quién despachó a los hermanos Englekling? Una presencia aterradora. Loren Atherton, 1934. ¿Cómo era posible? Fisk llamó a la puerta.

—Capitán, traje de vuelta a Lux y Geisler.

—¿Y?

—Geisler me dio una declaración preparada.

—Léela. —Fisk sacó una hoja.

—«Respecto de mi relación con Pierce Morehouse Patchett, yo, el doctor Terence Lux, ofrezco la siguiente declaración certificada. A saber: mi relación con Pierce Patchett es profesional, es decir, he practicado cirugía plástica en varios conocidos suyos, de ambos sexos, perfeccionando semejanzas existentes para lograr una exacta similitud con actores y actrices famosos. Rumores infundados sostienen que Patchett emplea a estos jóvenes con propósito de prostitución, pero yo no poseo pruebas fehacientes de que sea cierto. Juro que lo antedicho…». Etcétera.

—No es suficiente —dijo Ed—. Duane, lleva a Yorkin y Rita Hayworth enfrente y arréstalos por complicidad. Deja en blanco la fecha de los arrestos. Permíteles una llamada telefónica a cada uno, luego ve a Long Beach y registra Linden 8819. Es un reducto de Fleur-de-Lys, y sin duda Patchett lo limpió, pero hazlo de todos modos. Si encuentras el lugar virgen, destrózalo y deja la puerta abierta. —Fisk tragó saliva.

—¿Cómo? ¿Destrozarlo? ¿Y sin fecha de arresto para los sospechosos?

—Destrózalo que no queden dudas. Y no discutas mis órdenes.

—Sí, capitán —dijo Fisk.

Ed cerró la puerta, llamó a Kleckner por el interfono.

—Don, trae al doctor Lux y al señor Geisler.

—Sí, capitán —respondió Kleckner en voz alta y añadió en un susurro—: Están enfadados, capitán. Mejor que usted lo sepa.

Ed abrió la puerta. Geisler y Lux se le acercaron. Mal talante.

No hubo apretones de mano.

—Francamente —dijo Geisler—, ese almuerzo ni siquiera empieza a cubrir los honorarios que tendré que cobrar al doctor Lux. Me parece imperdonable que hayan hecho esperar tanto a alguien que compareció voluntariamente. —Ed sonrió.

—Mis disculpas. Acepto la declaración formal que me han ofrecido y no tengo preguntas que hacer al doctor Lux. Sólo tengo un favor que pedir y uno muy grande a cambio. Y envíeme su cuenta, señor Geisler. Sabe que puedo pagarla.

—Sé que su padre puede. Continúe, por favor. Hasta ahora me interesa.

—Doctor —le dijo Ed a Lux—, sé a quién conoce y usted sabe a quién conozco. Y sé que usted realiza curas legales con morfina. Ayúdeme con algo y contará con mi amistad.

Lux se limpió las uñas con un escalpelo

—El Daily News dice que usted ya está acabado.

—El Daily News se equivoca. Pierce Patchett y la heroína, doctor. Me conformaré con rumores y no le pediré sus fuentes.

Geisler y Lux deliberaron: a un paso de la puerta, susurros. Lux lo interrumpió.

—He oído que Pierce está conectado con muy mala gente que quiere controlar el tráfico de heroína en Los Ángeles. Es buen químico, y hace años que desarrolla una mezcla especial. Hormonas, drogas antisicóticas, toda una mixtura. He oído que supera en mucho a la heroína común, y que está lista para ser manufacturada y vendida. Un tanto a mi favor, capitán. Jerry, toma las palabras de este hombre al pie de la letra y envíale mi cuenta.

Semiprofesional, profesional. Las nuevas líneas deletreaban HEROÍNA. Ed llamó a Bob Gallandet, le dejó un mensaje a la secretaria: quizá solucionemos el Nite Owl, llámeme. Una foto del escritorio llamó su atención: Inez y su padre en Arrowhead. Llamó a Lynn Bracken.

—¿Hola?

—Lynn, habla Exley.

—Vaya, hola.

—No acudiste a Patchett, ¿verdad?

—¿Pensabas que lo haría? ¿Me tendiste una celada para que lo hiciera? —Ed puso la foto boca abajo.

—Quiero que te largues de Los Ángeles por una semana. Tengo una cabaña en Arrowhead, puedes quedarte allí. Márchate esta tarde.

—¿Pierce…?

—Te lo contaré después.

—¿Vendrás tú?

Ed miró el guión de Vincennes.

—En cuanto termine algo. ¿Has visto a White?

—Vino y se marchó, e ignoro su paradero. ¿Está bien?

—Sí. No, demonios, no lo sé. Espérame en Fernando's, junto al lago. Está cerca de la cabaña. ¿A las seis?

—Allí estaré.

—Pensé que tendría que convencerte.

—Ya me he convencido de muchas cosas. Largarme de la ciudad me lo facilita todo.

—¿Por qué, Lynn?

—La fiesta había terminado, supongo. ¿Crees que cerrar el pico es un acto heroico?