En vela. La declaración de Vincennes no lo dejaba dormir. Cuando sonó el teléfono, estaba despierto: un reportero a las seis de la mañana. Noticias en la radio: especulaciones sobre la reapertura del caso, una entrevista con su padre. La finalización del sistema de carreteras, el héroe del Nite Owl transformado en villano. Piquetes en el aparcamiento: rojos exigiendo justicia.
Se levantó temprano para la reunión más importante de su carrera.
La sala de conferencias de Parker estaba preparada, con libretas sobre la mesa. Ed escribió: «Patchett», «Bracken», «Patchett y su «trato» con Hudgens: ¿extorsión?». Subrayó «fotos pornográficas que concuerdan con la mutilación de Hudgens; que Vincennes traiga los libros a Detectives». Aportación de White: «Patchett trabajando en pornografía en el 53»; «Formación química de Patchett y los Englekling, padre e hijos»; «Apartamento de Duke Cathcart registrado y Páginas Amarillas (imprentas) de San Bernardino ajadas». White aún retenía información, y Ed lo sabía.
Declaración subrayada: «Patchett involucrado (a través de la organización Fleur-de-Lis) en la comercialización (limitada) del material que Antivicio buscaba en el 53, material para el cual Cathcart elaboró un plan de distribución, material relacionado con las mutilaciones del cuerpo de Hudgens».
Conclusión: Una densa red de conspiraciones delictivas que se remontaba a por lo menos cinco años atrás y había derivado en no menos de cuatro crímenes, quizá más.
Entraron los demás: Parker, Dudley Smith, Ellis Loew.
Cabeceos.
Todos se sentaron.
—Reabriremos el caso —dijo Parker—. La Fiscalía General quiere usurpar el trabajo, pero Ellis ha presentado una orden de no intervención, lo cual nos dará un par de semanas. Tenemos dos semanas hasta que las autoridades estatales de Sacramento intervengan y seamos el hazmerreír de todos. Quiero un caso solucionado y legalmente sólido en manos del gran jurado dentro de doce días. ¿Comprendido, caballeros?
—Yo me encuentro en una difícil posición personal —dijo Loew—, pues Coates, Jones y Fontaine me hicieron esa confesión. Retrospectivamente, debo admitir que eran chicos estúpidos e ingenuos, psicológicamente débiles, así que…
—Ellis —interrumpió Smith—, eso ya pertenece al pasado. Simplemente nos equivocamos de negros. No eran los que dispararon las armas en el Griffith Park.
»Los verdaderos culpables son pandilleros listos del distrito negro que sabían dónde había ocultado Coates el coche, y luego pusieron allí las armas. Muchachos que conocían bien el distrito negro y nos ganaron la partida. El coche rojo visto junto al Nite Owl fue una mera coincidencia que los asesinos aprovecharon. Creo que el coche del Griffith Park era robado o de otro estado, y en todo caso creo que no es pertinente. Tenemos que empezar por registrar de nuevo el lado sur.
Ed sonrió.
La maniobra de Smith encajaba con su plan.
—En lo esencial estoy de acuerdo, y uno de mis hombres de Asuntos Internos está revisando viejos registros. Pero ¿no nos estamos adelantando? ¿No deberíamos organizar primero una jerarquía de mandos?
Loew tosió.
—Ed, creo que actuaste noblemente al disparar a esos rufianes, fueran cuales fuesen los motivos. Pero creo que nos ganaríamos la hostilidad de la prensa y del público si te pusiéramos al mando. Creo que deberías adoptar un papel subsidiario en esta investigación.
Con aire ofendido.
—Estoy harto de ser el chico malo de los noticiarios y estoy cansado de ver mi vida sexual en los periódicos. Además soy el mejor detective de…
—Eres el mejor detective que tenemos —le interrumpió Parker—, y comprendemos tu necesidad de compensar tus pérdidas. Pero Ellis tiene razón, esto es demasiado personal para ti. Le he dado el mando a Dudley. Él reclutará un equipo de Homicidios y diversos escuadrones.
—¿Y yo? ¿Tengo participación en el caso?
Parker asintió.
—Te daré toda la que sea razonable.
El broche:
—Quiero la oportunidad de examinar pruebas con la autonomía propia de Asuntos Internos. También quiero a mis dos asistentes personales de Asuntos Internos y la elección de los dos policías que serán mis agentes.
—Yo no tengo inconveniente. ¿Dudley?
—Sí, creo que es justo, muchacho, ¿a quién pensabas escoger?
—Jack Vincennes y Bud White.
Smith se quedó boquiabierto.
—Extrañas alianzas —dijo Parker—, pero es un caso extraño. Doce días, caballeros. Ni un minuto más.