Memorándum:
«De: jefe Parker. A: subjefe Green, capitán R. Millard, teniente D. Smith, sargento E. Exley. Conferencia: Oficina del jefe, 16.00, 23/4/53. Tema: Interrogatorio de la testigo Inez Soto». La nota del padre de Ed: «Es maravillosa y Ray Dieterling le ha cobrado mucho afecto. Pero es una testigo material y una mexicana, y te aconsejo que no te encariñes demasiado. Y en ninguna circunstancia debes acostarte con ella. La cohabitación atenta contra las reglas departamentales y andar con una mujer mexicana puede perjudicar seriamente tu carrera».
Parker aclaró las cosas.
—Ed, el caso del Nite Owl se está reduciendo a los negros bajo custodia o alguna otra pandilla de color. Bien, se rumorea que has logrado mayor contacto con la muchacha. El teniente Smith y yo juzgamos imperativo que ella se someta a un interrogatorio para aclarar el asunto de la hora, para dar o negar una coartada a los tres bajo custodia e identificar a los otros violadores. Creemos que el pentotal es el mejor modo de obtener resultados, y el pentotal funciona mejor cuando el sujeto está relajado. Queremos que convenzas a la señorita Soto de colaborar. Tal vez ella confíe en ti, así que tendrás credibilidad.
Inez después del episodio Stensland: anonadada, aunque las circunstancias la obligaban a mudarse a la cabaña de Arrowhead.
—Señor, creo que nuestras pruebas son circunstanciales hasta ahora. Deberíamos obtener mayor corroboración antes de abordar a la señorita Soto, y quiero tratar de interrogar nuevamente a Coates, Jones y Fontaine.
Smith rió.
—Muchacho, rehusaron hablar el otro día, y ahora tienen un abogado público izquierdista que les aconseja callar. Ellis Loew quiere un gran jurado. Nite Owl y secuestro con agravantes. Y tú puedes facilitarlo. Nuestro gentil trato no nos ha llevado lejos con la bella señorita Soto, y es hora de dejar de mimarla.
—Teniente —intervino Russell Millard—, estoy de acuerdo con el sargento Ed Exley. Si seguimos insistiendo en el lado sur, hallaremos testigos de la violación, y quizás hallemos el coche de Coates y las armas. Mi instinto me dice que los recuerdos que la muchacha tenga de esa noche pueden ser demasiado confusos para servirnos de algo, y si logramos que recuerde podemos arruinarle aún más la vida. ¿Se imagina a Ellis Loew interrogándola frente al gran jurado? No es muy agradable, ¿verdad?
Smith le respondió con una risotada.
—Capitán, usted hizo bastante política para compartir este comando conmigo, y ahora demuestra una tierna sensiblería. Se trata de un brutal asesinato en masa que requiere una resolución pronta y enérgica, no una fiesta de estudiantes. Y Ellis Loew es un abogado brillante y un hombre compasivo. Estoy seguro de que interrogaría a la señorita Soto con delicadeza.
Millard tragó una píldora, la bajó con agua.
—Ellis Loew es un bufón ambicioso, no un policía, y no debería estar guiando esta investigación.
—Estimado capitán, juzgo ese comentario casi sedicioso en su…
Parker alzó la mano.
—Suficiente, caballeros. Thad, ¿por qué no llevas al capitán Millard y al teniente Smith a tomar un café en el pasillo mientras hablo con el sargento?
Green los condujo afuera.
—Ed —dijo Parker—, Dudley tiene razón.
Ed calló. Parker señaló una pila de periódicos.
—La prensa y el público exigen justicia. Quedaremos muy mal si no resolvemos esto pronto.
—Lo sé.
—¿Te gusta la chica?
—¿Sí?
—¿Sabes que tarde o temprano tendrá que cooperar?
—Señor, no la subestime. Por dentro es de acero. Parker sonrió.
—Pues veamos cuánto acero tienes tú. Convéncela de cooperar, y si obtenemos corroboración suficiente para convencer a Ellis Loew de que tendrá un caso espectacular, te adelantaré en la lista de promociones. Serás teniente de detectives de inmediato.
—¿Y tendré un comando?
—Amie Reddin se retira el mes próximo. Te daré el escuadrón de detectives de Hollywood.
Ed sintió un cosquilleo.
—Ed, tienes treinta y un años. Tu padre no llegó a teniente hasta los treinta y tres.
—Lo haré.