Un mes de mierda.
Bud arrancó enero de 1952 del calendario, contó arrestos. Del 1 al 11 de enero: cero. Había trabajado en control de multitudes durante una filmación. Parker quería a un tío fornido que ahuyentara a los cazadores de autógrafos. 14 de enero: los mexicanos absueltos, Helenowski y Brownell en la picota. El abogado de los agresores hizo parecer que los policías habían provocado todo el asunto. Amenaza de pleitos civiles; «¿conseguir abogado?», garrapateado junto a la fecha.
Enero 16, 19, 22: maridos muy violentos en libertad bajo palabra, visitas de bienvenida. Enero 23-25: vigilancia para impedir robos; él y Stensland siguiendo un dato de Johnny Stompanato, quien parecía estar al corriente gracias a un rumor: antes dirigía una organización dedicada al chantaje. La actividad del hampa en una extraña tregua, Stompanato apañándoselas para conservar la solvencia, Mo Jahelka cuidando de los intereses de Mickey C. pero sin alardes de fuerza. Siete arrestos en total, bueno para su cupo, pero los periódicos comentaban el episodio de la jefatura, llamándolo «Navidad Sangrienta», y circulaba un rumor: la Fiscalía de Distrito había hablado con Parker, Asuntos Internos interrogaría a los hombres que habían participado en la fiesta de Navidad, el gran jurado del condado ansiaba una presentación. Más notas: «habla con Dick», «¿¿¿abogado???», «¿¿¿abogado cuándo???».
La última semana del mes, un gran alivio cómico. Dick con licencia, desintoxicándose en un sanatorio de Twentynive Palms; el jefe pensaba que asistía a los funerales del padre en Nebraska; los muchachos juntaron dinero para enviar flores a una empresa fúnebre que no existía. Dos acentos el 29: prófugos que había arrestado gracias a otro soplo de Stompanato, pero había tenido que molerlos a golpes, secuestrarlos, llevarlos del condado a la ciudad para que el Departamento del Sheriff no reclamara el arresto. El 31: Chick Nadel, un barman que vendía artefactos robados en el Moonglow Lounge. Una incursión improvisada. Chick tenía una pila de radios robadas, delató a los que habían robado el camión: ocultos en San Diego, imposible atribuirlo al Departamento de Policía de Los Ángeles, así que arrestó a Chick por recibir mercancías robadas, diez arrestos para el mes. Al menos un total de dos dígitos.
Pura bazofia. Hasta febrero.
Nuevamente en uniforme, seis días dirigiendo el tráfico. Idea de Parker: rotar al personal de la División Detectives con Patrulla una semana por año. Alfabéticamente: él, con la «W», figuraba al final de la lista. Dios no ayuda al que no madruga: llovió los seis días.
Aguacero en el trabajo, sequía con las mujeres.
Bud hojeó su libreta. Lorene del Silver Star, Jane del Zimba Room, Nancy del Orbit Lounge: tías de edad. Todas tenían el mismo aspecto: cerca de los cuarenta, hambrientas, agradecidas con un fulano mas joven que las trataba con cortesía y les hacía creer que no todos los hombres eran basura. Lorene era corpulenta, los resortes del colchón siempre daban contra el suelo. Jane ponía discos de opera para crear un ambiente: sonaban como gatos follando. Nancy era voluptuosa, sensual. Del tipo rudo: aún más contundente que él.
—White, mira esto.
Bud alzó los ojos. Elmer Lentz le mostraba la primera plana del Herald.
El titular: «Víctimas de violencia policíaca iniciarán juicio».
Subtítulos: «Gran jurado dispuesto a oír declaraciones», «Parker promete plena cooperación del Departamento».
—Esto podría traernos problemas —dijo Lentz.
—Gran deducción, Sherlock —dijo Bud.