HIPÓTESIS ÉTNICA
EL conde de España no era un español, quizá tampoco un verdadero francés, sino un visigodo, un germano, mezclado de berberisco y de sarraceno. Tenía más condiciones de un alemán que de un latino. Su tierra de Ariege, donde él nació, tierra de pequeños labradores rutinarios y conservadores, no daba su tipo. Él quería ser el comitis, el jefe. Presentaba los caracteres señalados por los Tácitos y Pomponio Mela a los germanos.
El amor a la fuerza, la fidelidad al rey, la mezcla de idealismo y realismo muy germánica; el amor a la disciplina, la reglamentación. Para el conde no había más que esclavos y amos. El rango constituía uno de los fundamentos sociales. El soldado era un esclavo; pero que fuese un buen esclavo y se convertiría en oficial; es decir, en amo. El orgullo, el espíritu de casta, la vanidad, el espíritu de destrucción y de crueldad, el fraude y el furor teutónico, todo ello se encontraba en el conde. Había también el odio, la antipatía por lo moderno, con cierta genialidad pintoresca y cierto amor por lo viejo. La crueldad latina es una crueldad doctrinaria, superlógica, pedantesca —pensó Hugo—; la crueldad germánica es una crueldad de pura barbarie humana, más espontánea, más genial.
Los Torquemada, los Calvino, los Felipe II, los Robespierre son doctrinarios, dogmáticos; al mismo Tiberio se le puede considerar como un pedante. La crueldad latina parece de fanáticos; la crueldad germánica es más bien de energúmenos.
Con aquella mezcla de cosas buenas y malas había en el conde un ímpetu grande a pesar de su edad. Se veía que, con sus sesenta y cuatro o sesenta y cinco años, estaba fuerte y lleno de energía.
Uno de los tópicos frecuentes en la conversación del conde era el rango.
La palabra rango es de origen germánico —pensó Hugo—; el español la ha tomado del francés. Es un concepto de país feudal, de países de príncipes y de esclavos; el rango, indudablemente, no es la alcurnia, ni la estirpe, ni la jerarquía, ni la preeminencia, ni la excelencia; es mucho de esto, pero en la acción y en el éxito del momento.
El rango y la categoría constituían para el conde de España los mejores puntales del ejército y de la sociedad.
Cuando Hugo llegó a casa vio que Susana estaba muy inquieta. En los demás y en el señor Mestres produjo una gran sorpresa su conversación con el conde de España.