V

CONTRASTES

DE conocerse Aviraneta y el conde de España, ¡qué odio se hubiera desarrollado entre ellos! Hugo pensó que el general era un bárbaro, un salvaje y que, sin embargo, tenía cosas de gracia y momentos de simpatía.

El conde consideraba que sólo los reyes y los grandes señores contaban en el mundo; Aviraneta creía lo contrario: que lo único que valía por su genialidad era el pueblo. Para el conde, demostrar la antigüedad de la familia y su rango tenía una capital importancia. Aviraneta era de los que decían:

—Nosotros, los vascos, no datamos.

Para el conde, los guerrilleros no pasaban de ser gente frenética, malvada, indisciplinada; a Aviraneta le parecía lo único valioso en España en tiempo de guerra.

El conde pretendía imponer una disciplina de sugestionador. Él no quería convencer, ni mandar; quería arrebatar, pasmar, dominar a la gente. No otro es el procedimiento de algunos directores de conciencia.

También él quería que sus gentes fueran perinde ac cadaver.

Aviraneta, por su parte, era también un sugestionador, un inventor de fábulas; hombre que forjaba una creación artística y lanzaba al enemigo para que la devorase.

Otras semejanzas se hubiesen podido encontrar entre los dos. Así como Aviraneta se recreaba recordando que le llamaban infame revolucionario, anarquista y espía, el conde de España encontraba divertido que lo llamaran el tigre de Cataluña.