LAS FORTIFICACIONES
POR aquel año corrió un papel grabado e impreso en Barcelona en que se hablaba de las fortificaciones de Berga. La estampa era un croquis de la ciudad como hecho por un chico, que daba de una manera sintética la impresión del pueblo y de sus fuertes.
Berga, ni en la realidad ni en la estampa tenía gran carácter. Se hallaba rodeado por una muralla no muy alta y dominada por la torre que se destacaba sobre su caserío.
Se decía en el papel que en la muralla se levantaban catorce torreones fortificados. En los altos y colinas próximas había nada menos que veintidós fuertes o reductos exteriores. En el grabado, los alrededores de Berga presentaban un aspecto de defensa formidable, con una serie de cerros todos erizados de torres y de castillos.
Mirando la estampa, en el primer plano, antes del pueblo, en el camino de Barcelona, se veía la Batería del Tosalet de Pau Billa o el Fortín de las Lomas; después, el pueblo y, de izquierda a derecha, el fuerte del Rosario, la casa fuerte de Gironella, el convento de la Merced, fortificado; la parroquia de San Pedro con su torre y, en el extremo de la derecha, el hospital civil.
En segundo plano, e inmediatamente después del pueblo, aparecía una línea de cerros, y en ellos, también de izquierda a derecha: primero, la Batería del parque de Don Mariano; después, la torre de Fumaña y de la Roca de la Pila; luego el Castillo, el Bonete, la Batería y la torre de la Sierra de la Petita.
En el último plano, sobre una serie de alturas y de cerros, aparecían marcadas la torre del Castillo Bergadano, la Batería del Guix, la Ermita de Queralt y la Ermita de San Pedro de Madrona.
El Castillo y el Bonete estaban en el monte Queralt, cuya cima elevadísima dominaba por completo la población; eran fortalezas grandes, antiguas, ceñidas de foso y con tres órdenes de muralla. El castillo dominaba también la ciudad. Era bastante grande, hecho con tierra y con piedra y sólo podía contener una guarnición de ciento cincuenta hombres y veinticinco piezas de varios calibres.
En la Sierra de la Petita se levantaba otra fortaleza de fabricación ostentosa y magnífica, la cual dominaba todas las demás obras de defensa, excepto la de la Virgen de Queralt, ya muy al Oeste.
Al castillo de la Petita le tenían los carlistas en gran estima y le daban más importancia que al antiguo; pues, sobre ser suficiente para una guarnición de dos mil infantes y doscientos caballos, sus baluartes estaban tan bien concluidos que le daban trazas de una respetable fortaleza.
El castillo de la Sierra de la Petita dominaba las demás defensas. Habían hecho en ellas los carlistas, hacia el Este, una plataforma o batería semicircular, en cuya gola una cortadura la separaba del resto de la obra defensiva. En la parte Oeste se había construido una torre circular de mucha solidez que por su natural posición dominaba, batía y enfilaba el castillo y la villa.
Además de estas fortalezas de alguna importancia, se decía en el papel que no se sabía si había o no artillería en la ermita de la Mare de Deu, del Queralt, ni en las torres de Maja y San Andrés, ni en el pequeño fuerte construido sobre la antigua iglesia de San Pedro de Madrona, cuya configuración se ignoraba, así como también si estaba o no artillado.
En la sierra llamada de Nuet, y dominando la parte llana de Berga, se decía que había un parapeto en dirección de la cresta de la Sierra, situado a unas dos mil varas al Sudoeste de Berga y se prolongaba en dirección Sudeste.