EPÍLOGO

VEINTE años después de su marcha de España, Hugo Riversdale conoció en París al antiguo ministro de don Carlos, don José Arias Teijeiro.

Arias Teijeiro, ya cansado de la emigración, pensaba volver a una finca que tenía en Galicia, en Santa Marina del Rosal.

Hugo habló con Arias Teijeiro del conde de España y de su mando en Berga. Arias Teijeiro quería demostrar que él no tuvo participación en la muerte del general.

Después se refirieron al robo de la calavera del conde, fuera leyenda o realidad.

Por lo que dijo Arias, hacía pocos años que el obispo de la diócesis, apellidado Caneal, había autorizado, a petición de la familia, la exhumación del conde de España del cementerio de Coll de Nargó, y habían sacado los huesos del general, pero faltaba la cabeza.

Se dijo que estos huesos habían sido trasladados a Mallorca.

Hugo le preguntó a Arias si conservaba relaciones en Berga; el antiguo ministro de don Carlos dijo que no, que no le quedaba allí ningún amigo.

Hugo no tuvo después de salir de Berga ninguna noticia de Susana ni de su familia.

Madrid, diciembre, 1928.