MISA DE DIFUNTOS
La leyenda, auténtica o falsa, asegura que el cráneo del conde de España sirvió, durante muchos años, en los funerales de la iglesia de Santa María de Cervera, colocado sobre un ataúd y que alguien, quizá el frenólogo Cubí, al tomarlo en su mano vio que tenía escrito alrededor del agujero occipital un letrero con tinta que decía: «Esta es la calavera del conde de España».
Riversdale, Recuerdos.
SE ha tocado la campaneta en distintos puntos de la ciudad.
Hay un catafalco en medio de la iglesia con un ataúd cubierto con un paño negro con galón de plata.
La salmodia monótona del celebrante resuena en el templo; las voces del coro suben hasta las naves; las armonías poderosas del órgano descienden de lo alto con un estruendo poderoso y dominador. El coro canta:
EL CORO
Dies irae, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla.
Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus!
El órgano lanza su tempestad de notas.
EL CELEBRANTE—«Agnus Dei qui tollis peccata mundi dona eis requiem sempiternam!».
Vuelven los acordes del órgano. Cantan los chantres, y los curas comienzan el responso.
LOS CHANTRES.—Liberame Domine de morte aeterna!
Vuelve el coro a cantar; el cura bendice y agita el incensario.
EL PRIMER CORO.—Kyrie eleison.
EL SEGUNDO CORO.—Christe eleison.
EL CELEBRANTE.—Pater noster!
Un cura recita el Pater en voz baja, y el celebrante da la vuelta al ataúd echando agua bendita con el hisopo.