COLL DE NARGÓ
COLL de Nargó es un pueblo asentado sobre un cerro a orillas del Segre.
En tiempo de la primera guerra civil tendría unas noventa casas con cuatro calles y dos plazas; hoy quizá tenga el doble de población.
El Coll de Nargó o «Collado de Nargó» se encuentra entre dos alturas que le dominan, el Monte Albens y el Turp de Oliana.
La colina del Coll de Nargó cierra un desfiladero, cuya entrada, el Portell, en la estación de las lluvias, es como la esclusa de las nieblas. Muchos días y a la misma hora, a un lado del Portell, se ve todo cubierto de brumas, y al otro el cielo claro y limpio.
El puente sobre el Segre, próximo a Coll de Nargó, se llama en catalán Pont d’Espí, y adaptado el nombre al castellano, Puente de Espiá.
Ha habido quien ha querido decir que se llamaba Puente de los Espías y que los reyes de Aragón, en lucha con los de Castilla, echaban por allí a los espías. La cosa es falsa.
Pont de Espí probablemente querrá decir en catalán, puente del pico, puente de la punta, por hallarse cerca del pico del Turp de Oliana, llamado también en el país lo Morro del Turp.
El puente de Espiá fue construido por un Armengol, conde de Urgel.
A no mucha distancia del puente estaba la ermita dedicada a Sant Armengol o San Hermenegildo, santo visigótico, obispo de Urgel, muy celebrado en el país y de quien se dice:
Per Sant Armengol
festa si Déu vol.
La ermita de Sant Armengol por entonces se encontraba ya derruida y no le quedaban más que las cuatro paredes.
Costacans conocía una posada en Coll de Nargó llamada el Hostal del Roch y fueron a ella. El dueño de la posada les dio un cuarto grande y encalado.
Al día siguiente Hugo, que pretendía obtener detalles del encuentro en el río del cadáver del conde de España, marchó a la orilla del Segre con una caña de pescar, a ver los lugares en donde apareció el conde.
Le dijo el posadero, el Roch, que el cadáver lo encontraron entre el puente de Espiá y un recodo llamado el «Recolsat» o la «Recolsada», enfrente de la hacienda denominada La Ansola del Magí.
También le dijo el posadero que un testigo presencial aseguraba que el conde debió ser lanzado al río un poco más arriba de la ermita derruida de Sant Armengol.
Hugo paseó por la orilla y estuvo sentado en varios sitios cerca del agua. El Segre venía muy crecido. Hugo vio el Hostal dels Esplovins y contempló los remolinos del Recolsat, próximos a la Ansola del Magí.
Por lo que le dijo Costacans, nadie quería hablar con detalles del conde de España y de su cadáver. El pueblo entero, según él, guardaba el secreto sin decir una palabra.
Al parecer, el Ros de Eroles dio desde Orgañá orden terminante de prender a todo el que hiciera comentarios sobre la muerte del conde.
Oficialmente el cadáver del general no se había encontrado en Col de Nargó.
Aunque sin entrar en detalles, todo el mundo afirmaba que el cadáver apareció delante de la finca llamada La Ansola del Magí.
Hugo recorrió las orillas del Segre. Unos treinta metros aguas abajo del puente de Espiá había una cueva que se llamaba El Furat de las Encantadas o agujero de las Encantadas, donde se solían encontrar piezas de ropa de las mujeres que lavaban por allí cerca. Encima de las rocas había otra cueva conocida por el Furat del Aguila. A Hugo se le ocurrió verlas y explorarlas, pero no era fácil dada la impetuosidad de la corriente.