Cuarta parte: TRAS EL DÍA DEL FIN DEL MUNDO

He aquí que vi un caballo blanco, y el que iba sentado en él tenía un arco, y le fue dada una corona y salió a completar su victoria.

Salió otro caballo rojo como el fuego, y al que iba sentado en él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se mataran atrozmente los unos a los otros, y le fue dada una gran espada.

Una revelación a San Juan.