LA CURIOSIDAD DEL DOCTOR DRUMEN
AL correr por Madrid la noticia de la prisión de Aviraneta, seguida de la noticia de que lo iban a fusilar, el médico de cámara, don Juan Drumen, escribió una carta al duque de la Victoria. Le decía en ella que en beneficio de la ciencia, tuviese la precaución de conservar intacta la cabeza del conspirador para poder examinar el cerebro y el cráneo por el sistema de Gall y Spurzhein.
Al doctor Drumen, como a otros muchos, les llamaba la atención la cabeza de don Eugenio: suponían que estaría llena de bultos, de anfractuosidades y de recovecos.
Aviraneta contestó en una nota de una memoria suya a este deseo del doctor Drumen, con cierta gracia: «Afortunadamente para mí —dijo—, se frustraron los buenos deseos y planes de un célebre doctor de Madrid que parece que tuvo la ocurrencia de pedir al cuartel general de Espartero mi cabeza (se entiende después de muerta), con el plausible objeto para las ciencias de examinarla por el sistema frenológico de Gall y Spurzhein. Yo le doy, con tal motivo, las más expresivas gracias a este anatómico por el alto honor que quiso hacer a mi pobre cabeza, deseándole mucha salud y una prolongada existencia para que sobreviva y pueda inspeccionar las estupendas molleras de otros personajes de más fama».