II

LOS ALREDEDORES

MIRAMBEL, actualmente, es una aldea pobre, encerrada en sus murallas, sin grandes comunicaciones con los pueblos de alrededor. Estos viven de la misma manera retirada y huraña. Antes, todos ellos, además de sus pequeñas industrias particulares, tenían un comercio general de fajas y mantas, que fabricaban con las lanas del país.

Algunas de las aldeas próximas, la mayoría de escaso vecindario, son visitadas en ciertas épocas de ferias y de fiestas. Cada una ofrece sus atracciones.

Bordón tiene Nuestra Señora de la Araña y la ermita de la Virgen de la Carrasca. Don Rodrigo Méndez Silva, en su «Población general de España», trae la fundación de este pueblo en 1306 a fines de la dominación de los templarios en el país.

El sitio ocupado por este lugar de Bordón era un espeso bosque poblado de encinas. Al pie de una de ellas apareció la Virgen a un pastorcito. Avisaron el caso al prior de Castillot, y este, al ver la imagen, ordenó se levantara una ermita para colocarla, y como la imagen realizase varios milagros, vino a ser visitada de mucha gente y fue necesario ensanchar el templo y se pobló el contorno.

Otro de los pueblos de la comarca, Olocau del Rey, ofrecía hasta hace años la curiosidad de una cueva con la figura de un caballo misterioso, al cual se le rendía culto, quizá un resto del paganismo celtíbero. En Olocau había un castillo restaurado y desfigurado y se hablaba de que en él existían unos calabozos extraños que se podían inundar.

En Todolella estaba la ermita de San Onofre con unos ternos muy ricos y ornamentados; en el Forcall se veían varias casas góticas y, entre ellas, en la plaza, la de los Osset, con un salón enorme y una escalera muy decorativa. La familia ostentaba como lema esta frase latina: In ferro et in lancea vici.

Torchón tenía la especialidad antigua de los quesos y, en su iglesia, había una custodia de mérito cincelada por el orfebre Ponzón de Morella.

En la Mata quedaba ruinoso el palacio de los caballeros del Temple.

La Cuba, en la ladera de la Muela de Moragues, pueblo de estereros, no ofrecía nada arqueológico ni curioso; en la Iglesuela del Cid se decía que quedaban restos de una ciudad antigua, celtíbera o romana.

En Cantavieja, que algunos querían considerar como ciudad fundada por Amílcar Barca y llamada Cartago Vetus, Cartago Vieja, se conservaba la casa de los señores de Zurita, oriundos de Mosqueruela. En aquella casa, después el curato, se guardaba, según se decía, el original de los Anales del historiador aragonés Gerónimo Zurita.

En la plaza de Cantavieja, se veía tallado en piedra el escudo del pueblo con una torre y sobre ella una mujer vieja cantando.