NOCTURNO

Desvaídas en la oscuridad

Las pálidas estrellas sus antorchas

Ondean embozadas.

Ascuas fantasmales desde los remotos confines celestiales iluminan

Arcos sobre arcos ascendentes,

La lóbrega bóveda de la noche, lóbrega como el pecado.

Los serafines,

Las extraviadas huestes despiertan

Para el culto, hasta que

En la oscuridad sin luna cada uno decae enmudecido, confuso,

Cuando ella ha alzado y agitado

Su incensario.

Y prolongada y ruidosamente,

A la bóveda nocturnal que se yergue,

Una campana de estrellas dobla a muerto

Mientras el sombrío incienso surge ondulándose de nube en nube

Hacia el vacío, desde el devoto

Yermo de las almas.