Escuché sus jóvenes corazones clamar
Al amor sobre el rápido sesgo de los remos
Y escuché a las hierbas pratenses suspirar:
¡Nunca más, nunca has de volver más!
¡Oh corazones, oh hierbas suspirantes,
En vano se afligen vuestros gallardetes henchidos de amor!
Nunca más el bravo viento que sopla
Volverá, nunca más.