Viaja tras un sol invernal,
Apremiando el ganado por una vereda fría y roja,
Gritándole con voz que reconoce,
Él conduce sus reses sobre Cabra.
La voz les dice que el hogar es acogedor.
Ellas mugen y producen tosca música con sus cascos.
Las conduce ante sí con una rama florida,
El vaho ornándoles las frentes.
¡Zopenco, siervo del rebaño,
Esta noche estírate junto al fuego!
¡Yo me desangro al borde de la negra corriente
Por mi rama desgajada!