XII

¿Qué consejo ha vertido en tu corazón

La luna encapuchada, mi tímida dulzura,

De amor en antiguo plenilunio,

Gloria y estrellas bajo sus pies:

Tal sabia que no es sino uña y carne

De aquel histrión capuchino?

Más bien créeme a mí que soy sensato

Al desconsiderar lo que es divino.

La gloria se inflama en esos tus ojos

Y tiembla bajo la luz de las estrellas. ¡Mía, oh mía!

No haya más lágrimas en la luna o en la niebla

Para ti, dulce sentimental.