Yo en tu agradable pecho moraría
(¡Oh cuán agradable es y cuán hermoso!)
Donde ningún viento desapacible pudiera visitarme.
Por culpa de tristes penalidades
En tu agradable pecho moraría.
Por siempre habitaría en tu corazón
(Oh suavemente llamo y suave le suplico)
Donde sólo bastara con compartir tu paz.
Aun siendo dulcísimas las penalidades
Por siempre habitaría en ese tu corazón.