VI

Yo en tu agradable pecho moraría

(¡Oh cuán agradable es y cuán hermoso!)

Donde ningún viento desapacible pudiera visitarme.

Por culpa de tristes penalidades

En tu agradable pecho moraría.

Por siempre habitaría en tu corazón

(Oh suavemente llamo y suave le suplico)

Donde sólo bastara con compartir tu paz.

Aun siendo dulcísimas las penalidades

Por siempre habitaría en ese tu corazón.