III

A esa hora en que todo reposa,

Oh solitario vigía de los cielos,

¿Escuchas la brisa nocturna y los suspiros

De las liras que tañen al Amor para que abra

Las pálidas poternas del Oriente?

Cuando todo reposa, ¿tú solo

Velas para escuchar las armoniosas liras que tañen

Al Amor precediéndolo en su camino,

Y la brisa nocturna que responde con una antífona

Hasta que la noche se ha desvanecido?

Seguid tañendo, liras invisibles, al Amor,

Su celeste estela refulge

A esa hora en que tenues resplandores van y vienen,

Música suave y melodiosa arriba en el aire

Y abajo en la tierra.