DE la época de guerrillero con el cura Merino, Aviraneta no tenía hoja de servicios, Esta comienza en 1820 y se halla en el Archivo del Ministerio de la Guerra.
D. G. de A, M, - Año de 1853. - Número 24, A, - Clasificación, - Legajo 5.° - Aviraneta e Ibargoyen (D. Eugenio), intendente militar de 2.ª clase, residente en Madrid, y del anterior reglamento.
Nació en 13 de noviembre de 1792, según su fe de bautismo, contando, por consiguiente, en fines de diciembre de 1852, la edad de sesenta años, un mes y diecisiete días.
Empezó sus servicios de voluntario en 16 de julio de 1820, y en 13 de junio de 1823 se le concedió el empleo de capitán de Caballería.
En 3 de noviembre de 1831 se le nombró comisario de Guerra de 2.a clase, y en 31 de diciembre de 1851 obtuvo el empleo de que está en posesión.
Fue comisionado en la campaña de 1820 al 23 en persecución de facciosos; después de seis años sin saber en qué sé le ocupó, aparece nombrado en 27 de julio de 1829 secretario político y de gobierno de la expedición al mando del brigadier Barradas; media un interregno de dos años, y en 3 de noviembre de 1831 se le nombra comisario, y, como tal, ministro de Administración militar de la división de operaciones de la provincia de Cádiz en 1836, En 1837 fue a Francia, comisionado por el ministro de la Gobernación para introducir la discordia en la facción carlista; en 1838 volvió a encargarse del mismo cometido para preparar el Convenio de Vergara.
En 2 de mayo de 1839 se le nombró por Su Majestad factor colector de Tabacos de Gapan, en las islas Filipinas, y se conoce que no tomó posesión porque en 8 de enero de 1840 vuelve otra vez a ser comisionado por el presidente del Consejo de ministros para pasar a Francia y frontera de Cataluña para dividir la facción.
Aparece también en sus antecedentes que desde 1842 se le exigió rindiese cuentas de la cantidad que había percibido siendo ministro de Administración militar de la división de operaciones de la provincia de Cádiz: varias diligencias se practicaron por la Intendencia general para averiguar el paradero de Aviraneta, que se le suponía había fallecido; pero por el Ministerio de Estado se supo se hallaba en Francia, y por cuyo conducto se le previene se presentase; últimamente se le llamó también por los periódicos oficiales de esta corte en 1844, y verificó aquella, entregando la cuenta formalizada.
Con objeto de poner más en claro las vicisitudes del interesado, hay una Real orden de 31 de diciembre de 1851, por la que Su Majestad confirmó a Aviraneta el empleo de capitán de Caballería que le concedió el general Empecinado en 1823, y mandó que se le abonasen sus servicios desde el 16 de julio de 1820, en que principió, hasta el 30 de septiembre de 1823, y abonándosele asimismo sus servicios desde el 1.° de octubre del propio año, en concepto de capitán de Caballería emigrado hasta el 26 de julio de 1829, y desde el siguiente, día 27, en que fue nombrado secretario del brigadier Barradas, deberá hacérsele el abono con el doble tiempo de campaña hasta que tuvo lugar la capitulación de Tampico.
Desde esta época deberá abonársele el servicio como capitán emigrado hasta el 30 de noviembre de 1831, en que fue nombrado comisario de Guerra, en cuya clase se le considerarán sus servicios como emigrado hasta el 15 de octubre de 1832, y desde esta fecha como excedente.
La concesión del empleo de intendente fue de acuerdo del Consejo de ministros, como recompensa nacional extraordinaria, teniendo en cuenta para ello los servicios, tanto pecuniarios como de campaña, que prestó en la guerra desde el año 20 al 23, y las aciagas vicisitudes y emigraciones que ha sufrido Aviraneta por su adhesión al trono y a la libertad del país, cómo también teniendo en consideración muy particularmente el especial mérito que contrajo desempeñando con sus conocimientos, extraordinario celo y hábil e inteligente conducta en las comisiones que el Gobierno le confió para preparar el Convenio de Vergara, que restituyó la paz al Estado.
Por otra Real orden de 25 de noviembre de 1852 se le abonó el doble tiempo que invirtió en las comisiones que se le confiaron por el Gobierno desde 5 de junio al 20 de agosto de 1837; del 15 de diciembre de 1838 hasta el 30 de agosto de 1839, y, últimamente, desde el 20 de diciembre de 1839 a 6 de junio de 1840.
Se halla en situación de excedente por Real orden del 12 de abril de 1852, y no habiendo sufrido el examen de aptitud, se previno por otra soberana disposición de 2 de febrero del mismo que se le observase.
Cuenta de servicios por fin de diciembre de 1852, incluso los abonos de campaña: veintinueve años y dos meses; su estado, casado.
NOTA.-En vista de lo expuesto, V. E. tendrá la bondad de señalar la clasificación que corresponde al intendente don Eugenio de Aviraneta, con sujeción a lo prevenido en el artículo 20 del Reglamento vigente.
28 de abril de 1853,-Excmo, Sr. D, Dámaso Aldanera, (Rubricado).
Las circunstancias extraordinarias que concurren en Aviraneta exigen una resolución también extraordinaria, pues ni por su edad y fatigas de sus notables vicisitudes puede colocársele en destino activo de su clase, ni parece justo que se le jubile cuando el nombramiento fue por recompensa nacional extraordinaria. Hágase relación de todo al Gobierno y propóngase, como caso único y excepcional, que permanezca en la situación en que se halla, ínterin Su Majestad no resuelva utilizar en otro cargo sus servicios y especial disposición.
Al excelentísimo señor ministro de la Guerra, en 1.° de mayo de 1853
Excelentísimo señor: Instruido en esta Dirección General de mi cargo el expediente de clasificación del intendente militar de 2.a clase, excedente de la antigua organización, don Eugenio de Aviraneta, con arreglo a lo mandado en el artículo 20 del Reglamento orgánico del Cuerpo, de 18 de febrero último, y con presencia de los antecedentes del mismo, considero que las circunstancias extraordinarias que concurren en este jefe exigen una resolución también extraordinaria, pues ni por su edad y fatigas de sus notables vicisitudes puede colocársele en destino activo de su clase, ni parece justo que se le jubile, cuando el nombramiento que obtuvo de tal intendente fue por recompensa nacional extraordinaria.
En este concepto, soy de opinión, por las circunstancias únicas y excepcionales en que se halla el mismo, que permanezca en la situación en que se encuentra, ínterin Su Majestad no resuelva utilizar en otro cargo sus servicios y especial disposición.
Vuestra Excelencia, no obstante, se servirá proponer a la reina (q. D. g.) la resolución que crea más justa.
Dios, etc,-Aldanera. (Rubricado).
Cuerpo Administrativo del Ejército.
Don Eugenio de Aviraneta e Ibargoyen, intendente de 2.ª clase, natural de Madrid; su edad, sesenta años, un mes y diecisiete días, como nacido el 13 de noviembre de 1792; su estado, casado; su salud, buena; sus servicios y circunstancias, los que a continuación se expresan:
Empleos:
Patriota voluntario desde 16 de julio de 1820; duración, dos años, diez meses y veintiséis días. Sueldo íntegro anual…
Capitán de Caballería desde el 13 de junio de 1823; duración, ocho años, cuatro meses y diecinueve días. Sueldo anual…
Comisario de Guerra de 2.a clase desde el 3 de noviembre de 1831; duración, veinte años, once meses y veintisiete días. Sueldo anual, 14 400 reales.
Intendente militar de 2.a clase por la Real orden de 31 de diciembre de 1851; duración, un año, Sueldo, 30,000 reales, Aumentos:
Por la guerra de la Independencia, con arreglo a las Reales órdenes de 20 de abril y 11 de junio de 1815…
Por la de 1820 a 1823, según Decreto de las Cortes de 2 de agosto de 1840 y Real orden de 1 de octubre de 1841; duración, tres años, dos meses y catorce días.
Por la guerra de América, con arreglo a la Real orden de 30 de abril y sus aclaraciones del 23 y 24 de octubre de 1835; duración, dos años, un mes y quince días.
Por las tres comisiones que desempeñó en Francia por los años de 1837 a 6 de junio de 1840; duración, un año, cuatro meses y diecinueve días.
Total de años de servicio: treinta y nueve años, dos meses, hasta el fin de diciembre de 1852.
Destinos que ha tenido y comisiones que ha desempeñado:
12 de julio de 1820: Comisión del jefe político de Burgos para perseguir a los facciosos, que se habían levantado en la sierra dé Burgos al mando de los canónigos don Francisco Barrio y don Jerónimo Merino, que consiguió destruirlos y prenderlos, sofocar las facciones en aquella provincia y libertar a la nación de una conflagración general.
13 de junio de 1823: Capitán de Caballería, en premio de su bizarra conducta en el mismo día en las acciones de Moraleja de Coria, Los Hoyos y el desfiladero de Trevejo.
Agosto de 1823: Comisionado por el general don Martín Díaz, el Empecinado, y cien jefes de la división que operaban en Extremadura para pasar a Cádiz a hacer presente al Gobierno la triste situación del ejército en Extremadura y Castilla, y pedir instrucciones sobre la conducta que se debía seguir en lo sucesivo.
27 de julio de 1829: Nombrado secretario político y de gobierno de la división de vanguardia del ejército real de operaciones en Méjico, al mando del brigadier don Isidro Barradas.
3 de noviembre de 1831: Real nombramiento de comisario de Guerra de 2, clase.
7 y 15 de octubre de 1836: Nombrado por la Junta de Armamento y Defensa y comandante general de la provincia de Cádiz ministro de la Hacienda militar de la división de operaciones en aquella provincia, al mando del excelentísimo señor general don Fernando Butrón.
4 de junio de 1837: Comisión del ministro de la Gobernación para que desde Francia introdujese la discordia y aniquilase la facción carlista.
16 de diciembre de 1838: Nueva comisión del ministro de la Gobernación de la península, don Pío Pita Pizarro, para el propio objeto del año anterior; consiguió dividir la facción de las provincias vasconavarras y preparar el Convenio de Vergara. Sobre tan distinguida operación redactó en esta Corte una Memoria dirigida al presidente del Consejo de ministros en 18 de noviembre de 1839, y se imprimió en 1844.
2 de mayo de 1839: Real nombramiento de factor colector de Tabacos en las islas Filipinas, con el sueldo de 24 000 reales.
8 de enero de 1840: Comisión del presidente del Consejo de ministros a nombre de Su Majestad para pasar nuevamente a Francia y fronteras de Cataluña, para dividir y aniquilar la facción del conde de España y Cabrera.
26 de abril de 1851: Real orden y despacho revaliendo el empleo de comisario de Guerra de 2.ª clase, con el sueldo del Reglamento vigente y la antigüedad de 3 de noviembre de 1831.
31 de diciembre de 1851: Real nombramiento de intendente militar de 2.a clase, concedido por Su Majestad de acuerdo con el Consejo de Ministros y por recompensa nacional extraordinaria por haber preparado el Tratado de Vergara, que restituyó la paz al Estado.
Acciones de guerra en que justifica haberse hallado:
I.º de mayo de 1821: En la acción del Arauzo de Miel, contra la facción del cura Merino.
En la tarde del mismo día: En la Peña de Tejada, contra el mismo Merino.
24 de enero de 1823: En la acción de Caspueñas, contra el cabecilla Ulman.
29 del mismo mes: En la sorpresa y acción de Sacedón, contra el cabecilla Bessieres.
En los ocho días siguientes: En los reconocimientos hechos sobre Huete, en los que hubo acciones todos los días, hasta la entrada en dicha ciudad, el 10 de febrero, contra el mismo Bessieres.
14 del mismo: En la sorpresa y desalojar al enemigo del puente de Priego, contra el mismo Bessieres.
11 de junio: Acción y ocupación de la ciudad de Coria contra el pueblo y rebelados.
13 del mismo mes: En la sorpresa de la Moraleja de Coria, retirada y combate a arma blanca en las calles del pueblo de Los Hoyos y desfiladero de Trevejo, contra el cura Merino.
Honores y consideraciones…
Licencias que ha disfrutado…
El intendente militar, certifico: Que los servicios aquí expresados de don Eugenio Aviraneta e Ibargoyen, intendente militar de 2.a clase, son los mismos que de los documentos originales que me han presentado y he devuelto resulta haber contraído en su carrera. Y para que conste, lo firmo en Madrid, a 14 de febrero de 1853.-Vicente Flores, (Rubricado).
ARTÍCULO QUE ESCRIBIÓ DON LUIS DE LARRODER EN EL PERIÓDICO DE MÉJICO LLAMADO EL CRONISTA DE HOGAÑO EN MAYO DE 1925:
Eugenio de Aviraneta, aventurero de los tiempos románticos. Para El Cronista de Hogaño.
Precisamente hace algunos meses tenía pensado escribir algo sobre mi pariente (tío segundo) Eugenio Aviraneta, para publicarlo en Revista de Revistas, pues deseaba descorrer un poco el velo sobre este personaje, en ciertos detalles de su vida íntima, que ni Pío Baroja, en sus MEMORIAS DE UN HOMBRE DE ACCIÓN, ni Eduardo Zamacois, en su interesantísima Charla familiar, ni en las Memorias inéditas del citado conspirador, adquiridas por el distinguido bibliógrafo mejicano don Luis García Pimentel, se citan, y que yo conozco precisamente por mi parentesco y por haber sido mi padre el único heredero de don Eugenio.
Pero labores de otra índole y exigencias perentorias me han impedido realizar mis propósitos. Hoy lo hago, ya que es asunto del momento, y está sobre el tapete (valga la frase) el estudio de la personalidad de Eugenio Aviraneta, que desde muy niño conocí, y del cual mi padre hablaba constantemente con entusiasta admiración a veces, con cierta animosidad otras, efecto de tener ambos ideas opuestas en política.
Empiezo rectificando un hecho importantísimo que leo en la contestación dada, en carta de 10 de enero de 1899, por el librero de Madrid don Gabriel Sánchez al señor don Luis García Pimentel, cuando asegura que «Aviraneta murió en posición bastante desahogada», No; en manera alguna, Don Eugenio falleció casi pobre, en la calle de Valverde, no recuerdo el número, viejo, sí, aunque no sé la edad, en completo abandono de todos, ni más compañía que su esposa, Josefina Esperamons (ya hablaré más adelante de cómo se casó con esa mujer), su perro, llamado Prim, en recuerdo del héroe de Los Castillejos, según decía con sorna Aviraneta, y mi padre, que le visitaba a menudo, y que nos contaba que su única distracción era leer folletines de periódicos junto al clásico brasero, odiando hablar de política.
Cuando llegó el momento de su muerte supe que había dejado a mi padre algunos cuadros de poco mérito, su escasa librería, un retrato suyo a pluma, que luego he visto siempre en mi casa, y un reloj de oro para mí, el cual se me entregaría el día en que recibiera el grado de bachiller, legado que se cumplió religiosamente, siendo dicho reloj el primero que usé en mi vida.
Además, dejó a mi padre ocho cuadernos, que vi por largos años, escritos por el testador, en los cuales estaba nada menos que la historia del Convenio de Vergara, suceso el más importante de la vida de don Eugenio, que nadie consigna en su biografía, y no porque no se supiera, sino porque era la explícita condición del testamento «que mi padre durante su vida no lo dejara leer a nadie, haciendo sus hijos después lo que mejor les pareciese». Y ahí tienen ustedes a Pérez Galdós para sus inmortales Episodios nacionales, a Pirala para su Historia de la guerra carlista, al mismo general Espartero, por segundas manos, ofreciendo dádivas para poseer semejante escrito, el cual yo, sí, leí, cuando, ya hombrecito, me daba cuenta de las cosas, esperando algún día sacar gran partido de todo aquello, lo cual no he conseguido, pues en las vicisitudes de mi casa se perdieron tales cuadernos, que aún me parece verlos manuscritos, de toso papel, rayado, delatando aquel abandono, aquella desidia, que fueron las características de toda la existencia de don Eugenio Aviraneta, y sin que se sepa a qué manos han venido a parar.
Tuvo lugar el abrazo llamado de Vergara; la fama pregonó el valor y el talento del general don Baldomero Espartero, fue este duque de la Victoria, llegó a la cumbre del Poder, de la fama, se le hizo hasta abogado ad honorem de la Universidad de Salamanca. «La reina —dijo el notable orador valenciano Aparisi y Guijarro en elocuente discurso— ha hecho todo a Espartero; lo único que no pudo hacerle es caballero». Aviraneta, en tanto, volvió a la oscuridad, a la modestia, casi a la pobreza; pero los que verdaderamente sabían la historia de aquellos sucesos no ignoraban que él solo fue el alma del famoso Convenio de Vergara. Así lo dijo en pleno Congreso de los Diputados el respetable político liberal don Carlos Navarro y Rodrigo, y así se ha consignado en muchas Memorias, relatos y periódicos de aquellos años. La prueba de todo esto, repito, que se perdió, y que ignoro si alguien posee actualmente esos cuadernos, El mismo Pío Baroja quiso hacerse con ellos no hace muchos años, según me escribió mi hermano, fallecido hace poco en Madrid.
Lo que sí yo recuerdo es que, al volver a Madrid Aviraneta y dar cuenta a la reina de su comisión, la soberana, profundamente conmovida, le ofreció honores, dinero, nobleza, algún cargo de importancia, y él sólo dijo que su deseo, al servir a la Monarquía, «era dejar solamente un brillante más en la corona de España», llegando su honradez hasta el punto de entregar la cuenta detallada de sus gastos, justificando así el empleo, hasta la última peseta, del dinero que se le había entregado al partir para su viaje, Todo esto me lo refirió mi padre.
Y para pintar de una plumada el carácter de Eugenio Aviraneta diré cómo contrajo matrimonio, episodio que no consigna ninguno de los que se han ocupado de figura tan interesante.
Actuaba a la sazón (ignoro el año) una compañía de ópera italiana en Madrid, en los llamados Campos Elíseos, que eran unos amplios jardines con teatro y otras diversiones ubicados en lo que después se ha llamado calle de Alcalá, por cerca de la plaza de toros. Una noche apareció una cantante tan mala sobre la escena que se desencadenaron las iras del público, protestando contra la voz malísima de aquella artista. Desesperada esta, pues el empresario en el momento la hizo rescindir la contrato, estaba hecha un mar de lágrimas en su camerino, y he aquí que aparece el bueno de don Eugenio, y que amorosamente le dice que no se desespere, que si es soltera podrían casarse y hasta ser felices, Ella no desperdició la ocasión, verificándose días después el matrimonio, Y, una vez muerto Aviraneta, la reina Doña Cristina, ya desterrada de España y todo, la pasaba una pensión, la cual estuvo cobrando hasta el fallecimiento de la viuda de Fernando VII.
¿Y qué se hizo de la ex cantante doña Josefina?… La verdad, lo ignoro, pues todos estos detalles se los oía referir a mi padre, y nunca fue santo de su devoción aquella señora.
Luis de Larroder, - Méjico, mayo de 1925.
Los libros que se ocupan de Aviraneta son conocidos, y la mayoría repiten los datos; el que da más detalles y está más documentado en lo que se refiere a Aviraneta es el de don Antonio Pirala.
Los folletos, más difíciles de encontrar, dan más detalles de la vida del conspirador, En el Archivo Histórico Nacional hay un legajo sobre Aviraneta; pero no tiene gran interés. En la Biblioteca de la Academia de la Historia, en donde está reunida toda la documentación que recogió Pirala sobre la guerra civil, debe haber cosas de gran interés; pero a mí no me permitieron verlas, a pesar de que hice varias solicitudes a la Academia y al ministro de Instrucción Pública.
Pedro González Blanco me mandó hace tiempo una nota bibliográfica sobre algunas revistas inglesas que hablan de Aviraneta; pero estas revistas son muy difíciles de encontrar y no las he visto.
CENTRAL CUBA SUGAR C.° - CENTRAL «SANTO DOMINGO». - UNIÓN DE REYES. - ADMINISTRACIÓN
Febrero 23 de 1915.
Señor don Pío Baroja. Madrid,
Mi querido Baroja: Las revistas inglesas en donde puede usted ver algo interesante sobre Aviraneta son:
Todavía creo tener otra nota sobre bibliografía inglesa aviranética. En cuanto la tropiece se la enviaré.
Soy muy su devoto.
Pedro González Blanco.
Señas: Hotel Terminal, Veracruz, para donde salgo uno de estos días.
CARTA DE DOÑA CESÁREA DE GONI
San Sebastián, 1 de marzo de 1912,
Querido sobrino Pío: He tenido un alegrón al recibir tu carta creyendo que decías que ibas a venir a esta, El libro de Memorias de Eugenio de Aviraneta desapareció de casa. De Eugenio recuerdo estos detalles: Fue expulsado a Francia no sé en qué fecha, casó con una tal Josefina, natural de Tolosa, y fue padrino de su boda el general Lersundi.
Casado, vino a vivir con Josefina al barrio de San Martín, siendo huéspedes de Olasagasti. A pesar de que nuestra Carmen tenía pocos años, debe de recordarse de él. Todos los días, a la una, venía de tertulia a visitarnos. Tenía dos perros, Piramo y Tisbe, Se burlaba de todo el mundo y sabía hablar bien vascuence, Fueron Josefina y él a Madrid, y allí murió Eugenio. La viuda volvió otra vez a casa de Olasagasti, y solía tocar la guitarra y cantar, En esa casa ella murió pocos años después de su marido, No recuerdo las fechas.
Dijeron que quemaron todos los papeles que dejó.
Aviraneta era de Irún, primo de mi madre, Era pocos años más viejo que mi padre, Recuerdo que llevaba peluca, que le hacía Justo Lazcanótegui, el barbero; era algo bizco, muy burlón, despejado como él solo. Mi tío Lorenzo de Alzate decía que era gran político, Él solía contar que había estado varias veces condenado a muerte, Cariñosos recuerdos a todos, Te abraza tu tía, que te quiere,
Cesárea de Goñi
COPIA DE UNA CARTA DE AVIRANETA DIRIGIDA A FLORES CALDERÓN, CUANDO ERA REGIDOR DE ARANDA DE DUERO. LA CARTA, UN TANTO ENIGMÁTICA, CON SUS FALTAS DE ORTOGRAFÍA, DICE ASÍ:
Hoy sábado, Amado Flores.
Ninguna noticia tengo mas que el haverse quemado uno de los arcos triunfales que havia en la Plaza Mayor, y respaldo de la casa que havita Madre con cuyo motivo le asustaron. En casa de Navas he visto una cartita del Señorito en la que le dice con fecha de ayer que el Marqués no sanará. Que los ministros han cahido, A qui no ha venido el criado y no contesto por eso a la merced.
Ban los adjuntos papeles del Maestro que a su tiempo hemos de hacer el sacrificio de ir a Valladolid.
Bá tambien el recivo de los vales,
Hoy mismo se dara parte al subdelegado de lo de Quemada y mañana ira el apremio.
Memorias y adios,
Aviraneta
CARTA QUE ESCRIBIÓ EL PREFECTO DEL DEPARTAMENTO DE LOS BAJOS PIRINEOS AL DEL DEPARTAMENTO DE LOT ET GARONNE CON MOTIVO DE LA EXPULSIÓN DE DON EUGENIO DE AVIRANETA DE FRANCIA
Pau, le 3 juin 1841.
Monsieur et cher college; J’ai l’honneur de vous prévenir que je viens de délivrer en vertu d’autorisation spéciale de M. le ministre de l’Intérieur, un passeport pour Genéve (Suisse) au sieur Eugenio Aviraneta, espagnol, dont vous trouverez ci-joint le signalement.
Les antécedents politiques du sieur Aviraneta recommandent à son egard une mesure toute particuliere et M, le ministre désire également que je vous fasse connaître qu’il attache du prix à ce qu’il soit exactements surveillé sur toute la route qu’il doit suivre pour se rendre en Suisse.
L’itinéraire ci-pres transcrit a été tracé pour éviter que cet étranger ne passát à Toulouse où il s’est crée des intelligences et par Lyon où il pourrait peut-étre se soustraire facilement aux recherches de l’autorité, J’ai également eu soin de faire constater sur le passeport que s’il s’écartait de la route il devra étre arreté et conduit jusqu’á la frontière par la gendarmerie.
Le sieur Aviraneta quittera cette ville le 4 de ce mois; ses facultés pécuniaires lui permettront de voyager par les messageries et même en poste; il ne lui est d’ailleurs accordé que 15 jours pour quitter le royaume.
Le préfet.
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