¿Quién hubiese creído que la tolerancia tendría sus fanáticos?
CHRÉTIEN-GUILLAUME DE MALESHERBES
«¿Qué es la Ilustración? ¿En qué se opone al absolutismo?». Un libro escolar plantea estas preguntas a los alumnos de segundo, y también les da la respuesta: «Una revolución decisiva lleva a ejercer en todas partes el espíritu crítico y a replantear las creencias tradicionales. Los filósofos están comprometidos en la vida pública con la intención de ilustrar al pueblo y proporcionar la felicidad a la mayoría de los hombres. Voltaire combate toda forma de fanatismo y de intolerancia…»[108].
Razón, libertad, individuo, felicidad, progreso, tolerancia: estas palabras del siglo XVIII siguen siendo conceptos clave de la cultura contemporánea. Sin siquiera recusarlos, pretender aportarles alguna corrección o un matiz constituye un reflejo sospechoso, tan intocable parece la herencia de la Ilustración. Y sin embargo, ¿qué corriente de ideas merece escapar de la crítica histórica? ¿Y por qué la Ilustración no habría tenido su faceta de sombra? Pues la tolerancia de los filósofos oculta a menudo una gran intolerancia en contra de los que no piensan como ellos.